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Ya no queda rastro de la España en blanco y negro. Aquella que, por ejemplo, mostraba a la mujer dedicada en cuerpo y alma a su hogar. Hacer la compra, cocinar, lavar, planchar, pasar el aspirador, repetitivos y acelerados viajes con los niños al cole ... y sus 'extras'... Asfixiantes tareas para una sola persona. Hoy los tiempos han cambiado y las cargas se comparten entre la pareja -aún con riesgo de conflicto- y tanto se reparten que ya, incluso, no resulta extraño que el varón, por decisión propia o por un motivo ajeno, se quede a los mandos de la casa. Lo que se intuye y se palpa socialmente lo corroboran los números. Y así, a día de hoy, las estadísticas aseguran que hay 2.400 riojanos que se ocupan en exclusiva de las tareas domésticas. Es una cifra bastante alta sobre todo si se tiene en cuenta que una década atrás sólo 900 hombres se reconocían como amos de casa y en los albores del siglo eran poco más de la mitad.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge en la Encuesta de Población Activa (EPA) los datos de referidos a los ciudadanos inactivos y, en concreto, los que se dedican a las labores del hogar. Una visión panorámica permite extraer tres conclusiones en el caso de La Rioja: el fuerte retroceso en el número de riojanos, en general, que trabajan de forma única en sus tareas domésticas (de 40.600 a principios del 2002 se ha pasado a 23.400 a mediados del 2018), la 'huida' de la mujer del hogar (las 40.100 amas de casas han quedado reducidas a 21.000 en solo tres lustros) y, por último, poco a poco, han ido aumentando los varones que se han convertido en amos de casa (500 en el 2002 frente a los 2.400 en el 2018).
Afinando un poco más llama la atención el peso masculino 'doméstico' en el conjunto de inactivos dedicados a sus labores: el raquítico 2,6% que representaban ellos en el 2002 se ha multiplicado hasta el 10,2%. Lógicamente, como se encarga de recordar Enrique Ramalle, director del Área Ciencias Sociales del IER, sigue habiendo un mayor porcentaje de mujeres que de hombres en estos cometidos, si bien los porcentajes masculinos han crecido moderadamente.
Son muchos y acelerados cambios sociales en muy corto espacio de tiempo que han dado la vuelta a la radiografía tradicional. La última crisis económica que arrancó en el 2007 profundizó aún más en esta transformación: un alto número de trabajadores se quedó en la calle y obligó a una parte de 'ellos' a quedarse al frente de las tareas del hogar mientras ellas salían en busca del salario. El 2007 acabó con 900 amos de casa y es a partir de entonces cuando año tras año las cifras van en ascenso y marcan su máximo a finales del 2016 con 2.600 varones 'hogareños'. En cualquier caso, desde el dato del 2007 la cifra no ha vuelto bajar del millar.
Enrique Ramalle ofrece su reflexión: «La percepción social de la mujer sólo como ama de casa ha cambiado, los roles sociales y laborales de mujeres y varones tienden a equilibrarse y hay una mayor corresponsabilidad en la dedicación doméstica». A esto suma también el 'factor edad': «Hay un grupo importante de varones jóvenes que se han acostumbrado a realizar las tareas del hogar. El hecho de vivir en pisos compartidos, el haber pasado por experiencias tipo Erasmus o similares, les han obligado a realizar a estas actividades».
Afortunadamente, las nuevas generaciones se incorporan de otra forma a las tareas del hogar, lejos de los estereotipos de hace... en definitiva, no fue hace tanto tiempo.
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