Nuevo ataque de lobo en Mansilla de la Sierra

«El primer día fueron ovejas que habían parido y salieron junto a los perros mientras yo estaba atendiendo a las demás dentro del pabellón, porque estamos en plena época de parideras. Entonces el lobo mató a una oveja e hirió mortalmente a otras dos», describe Pedro Medel. «Y tres días después ha sucedido lo mismo, un poco más lejos del pabellón pero muy cerca de la pista forestal», cuenta Pedro Medel.

El Plan de Gestión del Lobo en La Rioja aprobado recientemente por el Ejecutivo regional marca que si se producen dos ataques o cinco animales muertos o heridos en una semana, se consideran daños graves y se pasa de la Fase 1 ('semáforo amarillo') a la 2, tomadas las medidas preventivas previamente, en la que ya se evalúa la posibilidad de extraer al depredador, eso sí, «en función de la última estima poblacional disponible, de las tasas de fertilidad, supervivencia y del área de distribución efectiva de la especie».

Pedro Medel, de 29 años, hijo del ganadero jubilado y presidente de la Asociación de Ganaderos del Alto Najerilla, cuenta con 700 ovejas y ya en 2021 sufrió un número significativo de bajas en su rebaño a causa del lobo. Si en 2020 el depredador le mató siete animales, en menos de un mes, en septiembre de 2021, más de veinte de sus ovejas murieron por el ataque del lobo. Hasta tal punto llegó que, además de dejar al rebaño pastando con lo mastines, él mismo pasó muchas noches con las ovejas para intentar ahuyentar al depredador. Pero los ataques, ahora, se producen de día.

«Esto se va a poner imposible, no se va a poder tener ovejas. Mal que te las maten de noche, que casi se las tienen que 'robar' a los mastines, pero si ya matan hasta por el día, cuando el ganado va mucho más abierto, no sé cuál puede ser la solución», expone Pedro Medel. «Si nos ponen un 'asustalobos' como este pasado invierno, ese lobo se va a ir a otro rebaño y va a causar el mismo daño. Si no se pueden cazar o gestionar, no sé qué solución puede haber porque yo no puedo estar a la vez en el pabellón y afuera.

Cada vez los lobos se están acostumbrando más a la presencia humana y hay más ejemplares, por lo que necesitan más alimento», declara el joven ganadero de las Siete Villas. «Parece que no pintamos nada aquí, que es una zona muy despoblada y que os pocos ganaderos que quedamos somos jóvenes, pero así no vamos a poder vivir», lamenta Medel.