
Por motivos turísticos, familiares y, sobre todo, espirituales, cientos de miles de personas de todo el mundo recorren cada año el Camino de Santiago. De ... hecho, en este 2024, ya se ha superado el récord histórico de peregrinos con 450.000 compostelanas entregadas a fecha de hoy. Y eso que aún quedan más de dos meses para que termine el año.
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Nuestra región, La Rioja, es parte fundamental de la ruta, con tres etapas que abarcan un total de 60 kilómetros: Logroño-Nájera (la más larga de todo el Camino), Nájera-Santo Domingo, y Santo Domingo-Grañón. Cuando los peregrinos pasean por los campos y ciudades riojanas, saben que están bien encaminados por las marcas amarillas en las piedras que les indican el recorrido. Un sistema inventado hace 40 años por un religioso gallego para evitar despistes.
Sin embargo, ese método de guía está tocando a su fin. Y es que la Dirección General de Medio Natural y Paisaje del Gobierno regional está instalando nuevas señales en la Ruta Jacobea. Hasta el momento, un total de 174 carteles con un coste exacto de 37.565,85 euros. Dichas indicaciones son de madera, y están soportadas por un poste clavado en cemento. Esta renovación de señales forma parte de un amplio proyecto para mejorar todos los aspectos del Camino en La Rioja, después de su declaración como Itinerario Verde.
Fernando y Ernesto, dos amigos de Madrid que están haciendo el Camino por tramos, valoran ambiguamente la novedad. «Preferimos las piedras pintadas, son más tradicionales, aunque esto también está bien; lo único, echamos de menos que en estas nuevas señales no ponga los kilómetros que quedan hasta Santiago», comentan entre ambos. «Ahora la cuestión es que no las vandalicen», añaden.
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Opinión similar a la de Esteban y Alejandra, una pareja argentina que hizo el tramo Burgos-Santiago hace diez años y ahora ha vuelto para recorrer lo que falta. «Nos gustan estas señales nuevas, pero no las vemos muy necesarias, mejor algo natural, que nos incentive a buscarnos la vida», dicen los entrerrianos. Kim, que viene desde Corea del Sur, lo ve con júbilo. «Me gusta lo nuevo y lo antiguo», asegura. Todos coinciden, eso sí, en que más que para seguir una ruta, caminan para encontrarse a sí mismos.
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