El ministerio de Igualdad lanzó hace un par de años una campaña reivindicando al 'hombre blandengue' –el que llora, el que abraza, el que cuida, el corresponsable– dando la vuelta a aquella célebre y machista frase de El Fary. Y es que todavía cuesta dejar atrás roles y privilegios tradicionales para construir relaciones sociales más sanas e igualitarias. Con esta meta, la asociación Rioja Acoge realiza desde el pasado año un taller de nuevas masculinidades en el centro penitenciario de Logroño, que ya suma cuatro ediciones con un positivo bagaje, según valoran sus organizadoras, e interés creciente entre los presos, que ya ha dado lugar a listas de espera: «Para ellos es un espacio seguro, íntimo y de reflexión».
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«Las nuevas masculinidades suponen desmantelar el concepto de masculinidad tradicional, deconstruir los estereotipos de género y buscar un modelo de relaciones y convivencia más igualitario, sano y respetuoso», define Raquel Sáenz, una de las voluntarias que organiza e imparte un taller de carácter voluntario, sin beneficios penitenciarios por asistencia, de tres a seis sesiones de duración, para un máximo de quince presos y en el que no está presente ningún funcionario. Aunque sus asistentes son mayoritariamente jóvenes y todos «están abiertos al cambio», cuentan con perfiles variados, no solamente condenados por violencia de género y tanto nacionales como extranjeros.
La gestión de emociones, los celos, la autoestima y el amor propio, el rol del hombre en el hogar y la familia o la responsabilidad son algunos de los contenidos del taller, tratados mediante dinámicas y actividades participativas en función de las necesidades del grupo. ¿Y qué ideas les cuesta más replantearse? «El papel de cuidador, la identificación de los privilegios, la relación entre amor y celos o la visión de que el hombre es vulnerable por expresar sentimientos», expone Eva, la otra voluntaria del taller.
También hablan del rechazo que surge con algunos participantes en temas como su convencimiento de que «el sistema está hecho para proteger a la mujer y ellos son víctimas de las leyes», de manera que «tratamos estas cuestiones de manera más indirecta, a través de la responsabilidad sobre nuestros actos, y eso es lo que crea el cambio», explica por su parte Raquel.
Los contenidos del taller
Introducción y definiciones Masculinidad tradicional y nuevas masculinidades. Impacto de las normas de género en la vida cotidiana.
Identidad y género Exploración de la identidad de género y cómo se forma. Diferencias entre sexo biológico, identidad de género y roles.
Emociones y salud mental La importancia de reconocer y expresar las emociones. Técnicas de manejo del estrés y la ira.
Relaciones saludables Comunicación efectiva y escucha activa. Relaciones basadas en el respeto y la igualdad. Celos, afrontar el rechazo.
Violencia de género y responsabilidad Identificación de comportamientos abusivos y sus consecuencias. Responsabilidad personal y cambio de comportamiento.
Rol del hombre en las tareas del hogar, paternidad y cuidado Papel del hombre en la crianza y el cuidado. Desafíos y beneficios de ser un padre comprometido. Reparto equitativo de las tareas del hogar.
Con el cuarto curso actualmente en marcha, la evaluación del programa es enormemente positiva, valorando «haber poder formar un grupo que se cuida y en el que pueden expresarse», señala Raquel. Muchos repiten y contribuyen, además a «llevar esos debates y cuestiones que han tratado a sus módulos, hablándolo con compañeros que no han asistido y extendiendo el mensaje», explica Juan Jesús Fernández, coordinador del área de cárcel de Rioja Acoge, que lleva a cabo otras muchas iniciativas en el centro penitenciario.Resume Raquel que «vemos una evolución, empiezan a ver que pueden estar equivocados en algunos temas o que, al menos, existen más opciones».
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Pese a todo, señalan que encuentran ciertos desafíos a estos talleres, como la resistencia al cambio en muchos internos, los contextos socioculturales que influyen en cada uno, la complejidad del ambiente penitenciario o la limitación de tiempo y recursos.
El taller se puso en marcha en base a una necesidad detectada por Rioja Acoge en la cárcel, buscando una promoción de la igualdad, la prevención de la violencia de género o el desarrollo de las habilidades emocionales, pero según opinan sus organizadoras, el resto de la sociedad también debería abordar cuestiones similares hacia la ruptura con la masculinidad tóxica: «Se trata de ideas limitantes que se nos han inculcado, mochilas culturales que resulta muy difícil dejar sin que alguien nos ayude. Las mujeres somos víctimas de ello pero también los hombres, que nacen con una serie de obligaciones con las que cargar». Recalcan la importancia de la prevención sobre el castigo y una educación en igualdad. Por una sociedad de menos machirulos y más 'hombres blandengues'.
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