Borrar
Adoración Sáenz, en una consluta Cecida por la familia
En el nombre de doña Dora, médica pionera

En el nombre de doña Dora, médica pionera

El nuevo centro de especialidades rendirá homenaje a Adoración Sáenz, la hija del carpintero de Pipaona que en 1949 rompió un impensable techo de cristal

Pío García

Logroño

Jueves, 25 de abril 2024, 07:33

A doña Dora le hubiera sorprendido muchísimo verse hoy en los periódicos. «Era una mujer sencilla, nada pretenciosa, que nunca se dio importancia y a la que le gustaba muchísimo su profesión», resume su sobrino-nieto Adolfo Iglesias, también médico. El presidente Capellán anunció el pasado martes que el nuevo centro de especialidades que se edificará junto a la Escuela de Enfermería llevará el nombre Adoración Benita Sáenz López (Pipaona, 1917), una pionera de la medicina riojana que ejerció su oficio en muchos pueblos: Nieva de Cameros, Elvillar de Álava, Ventrosa, Tirgo, Valgañón, Berceo... Finalmente, tras muchos años de peregrinaje con el fonendoscopio a cuestas, el 27 de marzo de 1962 doña Dora tomó posesión de una plaza de médica titular en Herramélluri, con un sueldo de 10.320 pesetas y dos pagas extra.

Adoración se puso a estudiar Medicina cuando a pocos hombres y a casi ninguna mujer se les pasaba por la cabeza ir a la Universidad. Nacida el 4 de enero de 1917, hija del carpintero de Pipaona, su destino cambió cuando llegó al pueblo un nuevo médico, don Adolfo. «Él vio algo en mi tía y convenció a mis bisabuelos de que tenía que seguir estudiando», recuerda hoy su sobrino. No era una decisión fácil por muchos motivos. Para ir a Zaragoza, sede de la facultad de Medicina, Adoración tenía que caminar desde Pipaona a Alcanadre, casi quince kilómetros, y allá coger el tren hacia la capital aragonesa. Primero estudió para matrona y luego, en 1949, acabó licenciándose en Medicina y Cirugía. «Si obtener una licenciatura universitaria constituía entonces toda una noticia para la mujer, ejercer su profesión merecía todos los titulares», recuerda la Organización Médica Colegial en el libro 'Mujeres pioneras de la medicina española'. Doña Dora lo consiguió. Su primer destino fue Nieva de Cameros, donde ejerció hasta julio de 1951. «Nos contaba cómo en invierno caían unas nevadas formidables y ella tenía que ir en caballo a visitar a los enfermos», apunta su sobrino Adolfo Iglesias.

Adoración Sáenz, en un momento de estudio. Cedida por la familia

En 1962 por fin consiguió plaza fija en Herramélluri. Su nombramiento apareció en el Boletín Oficial Estado del 12 de enero. La resolución del Minsterio de la Gobernación para la provisión de médicos titulares en toda España incluía 515 nombres; solo tres eran mujeres: una en Valencia, otra en Sevilla y Adoración Sáenz López, en la entonces provincia de Logroño. Dos días después, al recoger la noticia en el periódico, se informaba de que la plaza de Herramélluri era propiedad de «Don Adoración Sáenz (sic)», quizá por un fallo, quizá por entender imposible que una señora anduviese por ahí con el maletín y el librito de recetas, en una época en la que cuando uno oía hablar de «la médica» pensaba todavía en la esposa del médico.

Adoración Sáenz recibe un diploma de manos del gobernador civil. Cedida por la familia

Doña Dora, sin embargo, nunca se quejó de que la hubieran menospreciado por ser mujer. Al contrario. Recibió el cariño de la gente y mantuvo la pasión por la medicina hasta su jubilación. Aunque obtuvo el título de Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, su sobrino sospecha que le habría encantado la Ginecología: «Era matrona, atendía todos los partos... Creo que, de haber podido elegirla, esa hubiera sido su especialidad».

Adoración Sáenz murió en el año 2006. No se casó ni tuvo hijos. Para sus sobrinos y sus sobrino-nietos nunca fue doña Dora, sino «la tía Benita», una presencia familiar y continua. En el año 2008, el área de la mujer del sindicato CSIF promovió un homenaje en su pueblo natal, Pipaona de Ocón, que le dedicó una calle. Este nuevo recordatorio ha pillado de sorpresa a la familia. «No lo esperábamos y estamos muy agradecidos..., ¡aunque a ella no le gustaban nada los homenajes!», apunta Adolfo Iglesias.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja En el nombre de doña Dora, médica pionera