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El juicio contra la presunta filicida, Adriana Ugueto, ha cerrado este martes su jornada decimosegunda con la declaración de uno de los agentes de la Policía Nacional que ha analizado el contenido de los teléfonos móvil y tablet de la acusada y su madre, Olga ... Febles. Su testimonio ha incidido en la tesis del pacto de suicidio urdido entre ambas mujeres, que incluía a la pequeña.
En los vídeos extraídos del dispositivo de la procesada –grabó hasta veinte aunque borró quince– tiene, según este testigo, un mismo discurso. Primero se presenta, hace hincapié en que está en plenas facultades y detalla los hechos con los que cree justificar la decisión que tomó: la pérdida de la custodia de su hija y el «calvario judicial que vivió hasta ese momento», ha concretado el agente.
«Mi nombre es Adriana Carolina Ugueto Febles y estoy en plena salud mental. Tengo mis motivos. Quiero dejar este vídeo como prueba de que no me falta ningún tornillo, hablando en castellano cotidiano». Así comienza y así se ha podido escuchar en la sala un fragmento de esas grabaciones en las que asegura saber que «los psicólogos analizarán mi forma de hablar, de dirigirme a las personas que pueda mencionar, si he pestañeado cuatro veces, si ha gesticulado más de lo debido, si he mirado para allá o para el otro lado».
En la misma cinta se define como una persona muy tímida y reservada a la que le cuesta mucho hablar y, a renglón seguido, pasa a contar lo que dice que ha vivido durante los últimos cinco años. «Este vídeo será presentado por mis familiares cuando yo ya no esté y quiero que sepáis que en todo momento, a la hora de hablar, tengo pruebas de todo, mensajes, audios, grabaciones, fotos, de absolutamente todo».
A partir de ahí, cuenta que tuvo una relación de ocho años. Se fueron a vivir juntos y tuvieron una hija de cinco años que «ya la habréis visto porque está aquí conmigo y toda la historia empieza aquí... Yo me separo y me traslado a vivir con mis padres».
En otro de los vídeos hallados en la tablet que entregó a la policía la hermana de Adriana Ugueto es consciente de la repercusión que tendría lo que ocurrió el 26 de enero. «La verdad es que nunca me hubiese imaginado hacer un vídeo que no solo viesen una o dos personas, sino miles de personas, así que estoy un poco nerviosa», señala.
En opinión de este agente, la acusada «era plenamente consciente de la repercusión que iba a tener todo lo que sucedió» y con las grabaciones, que datan del 23, 24 y 25 de enero «trata de dejar una explicación y justificar lo sucedido». «Si estáis viendo este vídeo es porque ya no estoy», llega a verbalizar en otra cinta.
Del contenido de las grabaciones, de las que apenas se pudieron escuchar unos minutos este martes, se concluye, según este testigo, que el plan que tenían previsto la acusada y su madre «incluía a su hija» porque, de hecho, en un momento de la grabación señala: «Tuvimos una hija, tiene cinco años, haría cinco años y un mes el día 30», justo cuatro días antes aparecía muerta en una habitación de Los Bracos.
También se despide de su hermana y le dice que no se preocupe, que están bien, y en otro sale con la menor y le pide que se dirija a sus familiares, «al abuelo, a los pitufos...» y eso «nos parece una suerte de despedida», ha precisado este agente.
Respecto de la información recabada de los dos teléfonos móviles –madre y abuela–, llama la atención de este agente una conversación del 21 de enero de 2020 en la que elaboran un mensaje destinado a J.R., el supuesto estafador de Olga Febles, un británico que trabajaba en la ONU a quien la abuela habría entregado hasta 100.000 euros. En el mensaje, según el testimonio prestado ayer por el policía, quieren simular que la abuela ha fallecido y uno de los archivos que comparten es una esquela de la propia Olga Febles en la que aparecen reflejados los nombres de dos de sus hijos, pero no el de la propia Adriana.
De las búsquedas que la acusada y su madre lanzaron en sus dispositivos móviles, este agente explicó que en el de Adriana, el día 23, se introdujo la palabra matarratas; el 24, cianuro, y el 25 el patrón de búsqueda fue: 'cortarse las venas' y 'tiempo y cortarse las venas'. Ese mismo día se introdujo Hotel Ciudad de Logroño y finalmente Hotel Los Bracos. Para este testigo la reserva final se efectuó desde este dispositivo y a través de booking. Adriana, según el rastro dejado en su teléfono, también habría mantenido una conversación con su hermano anunciándole sus intenciones.
En el teléfono de Olga Febles hay, a juicio del testigo, tres búsquedas relevantes. El 25, una sobre cortarse las ventas, el 26 otra que conduce a una página relativa a la asfixia en adultos y menores y también el 25 otra sobre cuánto tarda una persona en morirse con un corte en la arteria si no recibe asistencia.
De todo ello, grabaciones, conversaciones, mensajes y búsquedas, «se concluye la idea de llevarse a la niña. Los vídeos se explican por sí solos», ha añadido este agente quien a preguntas de la defensa ha precisado que las búsquedas de la asfixia solo aparecían en el dispositivo propiedad de Olga Febles.
Este mismo agente tomó declaración al padre de la acusada poco después de destaparse los hechos. Ya entonces les dijo que lo sucedido era fruto de un pacto y que, a su juicio, su mujer, Olga Febles, se habría arrojado al Ebro. Su cuerpo no se halló hasta un día después, el 28 de enero. También intervino en la detención de Adriana Ugueto. Le leyeron sus derechos y le preguntaron por su madre, tras darle dos versiones, de forma espontánea «manifestó que su hija estaba malita, tenía las manos moradas y se había muerto al amanecer».
En la misma sesión declararon por videoconferencia los técnicos de histopatología, química y biología del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses que constataron que existía un consumo reciente de Noctamid, fármaco empleado para favorecer el sueño, en la pequeña.
En la jornada del pasado lunes, la psicóloga forense del Instituto de Medicina Legal Encarnación Pardo que declaró junto al médico forense del mismo instituto, descartó que el progenitor de la pequeña Carolina tuviera un trastorno de la personalidad. A su juicio, la forma de actuar del padre, quien dice que huele y habla a la pequeña, «es la vía que tiene de superar el estado de ansiedad que le ha producido la muerte de su hija».
El juicio contra Adriana Ugueto por el presunto asesinato de su hija, Carolina, encara mañana su penúltima jornada con la prueba documental y visionado de la grabaciones de la propia acusada y de las cámaras del Hotel Los Bracos. El jueves, la exposición de la conclusiones de cada una de las partes pondrá el colofón a catorce intensas jornadas. Y el viernes, los miembros del jurado recibirán el objeto del veredicto. Tras ello, deberán aislarse y deliberar para emitir un veredicto de culpabilidad o no culpabilidad la procesada.
Adriana Ugueto se enfrenta a la pena de prisión permanente revisable que reclaman tanto la Fiscalía como las acusaciones particular y popular de la asociación Clara Campoamor. La defensa, por su parte, responsabiliza de lo sucedido aquel 26 de enero de 2020 a la abuela de la pequeña, Olga Febles, cuyo cadáver apareció en el Ebro dos días después.
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