Emilio Sáenz Grijalba, logroñés de El Cortijo, lleva 31 años en Volkswagen. Los seis últimos al mando de Landaben (Navarra), factoría que es noticia internacional tras pulverizar todos los récords de producción.
– Muy, muy positivo. ... Cuando volví de Argentina a Navarra, en Landaben se producía solo un modelo, el Polo. En estos seis años hemos conseguido crear la fábrica de futuro que me propuse. Muy robusta y potente desde el punto de vista de los procesos, lo que nos ha permitido asumir desafíos de nuevos modelos. Y en el aspecto humano estoy muy satisfecho: cuento con un equipazo, que facilita mucho el trabajo, y mantengo unas relaciones muy buenas con los sindicatos.
– 25,1 millones en medidas ergonómicas entre el 2015 y el 2020. ¿Una inversión en prevención de riesgos laborales histórica?
– Dentro de Volkswagen somos pioneros. Para mí, crear las condiciones de trabajo óptimas casi, casi es una obsesión. Cada puesto de trabajo debe ser ergonómicamente aceptable porque eso significa que el operario va a estar más contento y va hacer mejor su trabajo, y la calidad de los coches también va a ser mejor.
– ¿Cómo afectó a la planta navarra el estado de alarma?
– Fue un auténtico shock. Paramos radicalmente la producción el 15 de marzo. Reiniciamos la actividad con un primer turno el 27 de abril y el segundo se incorporó el 3 de junio. El tercer turno entró el 24 de agosto. Desde esa fecha trabajamos con normalidad, de lunes a viernes, y al límite de la producción. Eso se ha traducido en que hemos batido el récord de producción diaria de los últimos nueve años, pasando de los 1.438 coches diarios habituales a 1.581 unidades. Y todo extremando las medidas de prevención e higiene con la máxima disciplina.
– Récords de producción diaria, pero, ¿para qué mercados? En España, el consumo de bienes duraderos sigue contraído...
– Nosotros exportamos el Polo (se produce en Navarra y en Sudáfrica) a 24 países, destacando Alemania, Francia e Italia. También fabricamos el T-Cross para 38 países, entre ellos los mercados de 'guía derecha' como son Gran Bretaña, Sudáfrica, Japón, Australia y Singapur, entre otros, aunque los que fundamentalmente tiran son también, en este caso, Alemania, Francia e Italia.
– Y hay previsto que empiecen a producir un tercer modelo.
– Sí, después del próximo verano. Es precioso. Estamos fabricando ya los prototipos. Y esto va a ser muy bueno porque si la demanda de uno de los modelos baja, tendremos otros dos con los que compensarla. Esta es mi estrategia: una fábrica potente, con altos niveles de producción durante los próximos siete años, que en ese tiempo esté llena de coches mientras se prepara el futuro, esto es, los coches híbridos y eléctricos.
– ¿Tiene nombre el nuevo modelo?
– En Sudamérica se llama Nivus. En Europa no se lo puedo decir, porque todavía es un secreto. La semana pasada participé personalmente en una prueba de conducción en Landaben y es un coche que me encanta.
Ser «inteligentes»
– Hablando de estrategia. ¿Cuál debe ser la que ha de seguir la economía española para superar la crisis del COVID?
– ¡Si yo supiera! Lo que veo es que hay que centrarse en el trabajo bien hecho, en ser responsables y en aprovechar todas las oportunidades de negocio, olvidando las peleas entre unos y otros, que solo traen un desgaste emocional tremendo y nada positivo para la sociedad. Y, por supuesto, ser lo suficientemente inteligentes para encontrar los programas adecuados, prácticos y ágiles para captar financiación europea. Todos sabemos que hay sectores que lo están pasando francamente mal y otros que vamos a tener que seguir tirando del carro para contribuir a generar empleo y evitar que el consumo baje a cero.
– La automoción, por tanto, ha de mantenerse como motor de reactivación.
– Desde luego. Nuestro sector arrastra a muchas empresas. En el caso de Landaben hablamos de diez mil personas entre nosotros (5.200 empleos) y los proveedores. Por cierto que estoy realmente orgulloso porque estamos nacionalizando bastantes proveedores. Nos abastecen de Navarra, del País Vasco y de La Rioja, como Standard Profil, al que se sumarán IAC y Perteca para nuestro tercer modelo en el 2021. Con todo, el futuro está lleno de incertidumbre. Ahora, en nuestro caso, estamos al límite de producción, pero es difícil saber que pasará a medio plazo.
– En Alemania sería inconcebible una confrontación política como la española. Aquí se discute todo y de todo, salvo de la pandemia...
– Sin ponerme dramático... pero, sí. Impensable. No existen discusiones absurdas. Se dedican a trabajar lo mejor que pueden.
– Porque, además, esas peleas generan una desconfianza enorme en los inversores.
– A lo que añadiría que tampoco ven un marco legislativo muy claro.
– ¿Y cómo observa a La Rioja en este proceso de recuperación?
– Ha sido mencionarla y sonrío al pensar en lo que son mis raíces: mi casa en el barrio de El Cortijo, el Ebro, los viñedos... En La Rioja tenemos que arriesgar y apostar más por la industria. Le falta un empujón y tenemos que engancharnos. Aunque sea pequeña industria, la destinada a la fabricación de componentes. Aragón lo está haciendo muy bien. Además, La Rioja cuenta con gente muy formada en Formación Profesional. En definitiva, no podemos fiarlo todo a la vitivinicultura y a la agroalimentación.