La natalidad toca fondo con solo 948 nacimientos en la primera mitad del año

La lucha por recuperar el impulso natalista parece no encontrar el resultado deseado. Pese a que en los últimos tiempos se han puesto en marcha medidas de ayudas para conciliación y los primeros años de vida del menor –ampliación de permisos por nacimiento y cuidados, financiación pública en la educación de 0 a 3 años, ayudas a la reducción de jornada y excedencias...–, estos intentos chocan con otras realidades que afectan a los jóvenes, como, por ejemplo, la dificultad de emanciparse por un mercado inmobiliario encarecido y la precariedad laboral o por un cambio cultural y de mentalidad, en el que, para muchos, tener hijos no es una prioridad inmediata y han ganado relevancia otras fórmulas de desarrollo vital. Según un estudio del CIS, el número de españolas que no quiere ser madre se ha duplicado con respecto a comienzo de siglo.

Los datos no engañan y en esta cuestión son contundentes: desde 2008, año en el que estalló la gran crisis económica, el número de riojanos que nacen cada año ha ido en descenso de forma prácticamente ininterrumpida. Desde 2013, el INE ofrece mensualmente una estimación de nacimientos –basada en datos del registro civil–, lo que permite atender a esta dinámica demográfica de forma más inmediata. Los resultados actuales confirman una nueva bajada de la natalidad en este año, y es que en el primer semestre solamente han nacido 948 niños. Con cuatro menos que en 2023, se trata del dato más bajo de la serie. Por ejemplo, hace una década, en la mitad inicial de 2014 llegaron a la vida 1.374 bebés. La caída de la natalidad es del 31% en diez años.

A falta de datos definitivos –que se ofrecerán en otoño en la estadística de nacimientos–, el pasado año fue el primero del registro del INE (desde 1975) en el que La Rioja se quedó por debajo de los dos mil nacimientos: 1.950 según la estimación. Hasta entonces, el dato inferior correspondía a 1995, con 2.059 nuevos riojanos, cuando la tasa de fecundidad era incluso menor que ahora. La línea seguida hasta junio de este año invita a vaticinar que la generación de 2024 será la menos numerosa.

Lo que sí cambia ligeramente durante el primer semestre es un cierto rejuvenecimiento de las madres. En un contexto general de retraso de la maternidad (en 2022 la edad media de las primerizas era de 31 años y medio, uno más que una década atrás), han vuelto a ser más numerosas las madres de entre 30 y 34 años (314 nacimientos), cuando, por lo general, en el último lustro eran mayoría las de 35 a 39. Por ello, desciende en este semestre del 46% al 41% el número de progenitoras mayores de 35 años. Mientras, una de cada diez han pasado ya los 40 y solo una cuarta parte de los alumbramientos correspondían a mujeres de menos de 30 años.