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Edificio de avenida de la Paz donde se encontró la droga. Sonia Tercero
El narco que hizo volar hachís y luego voló él

El narco que hizo volar hachís y luego voló él

Un vecino de Logroño sentenciado a casi 4 años de cárcel tras ser sorprendido en 2012 con 32 kilos de droga elude la condena por no haber sido localizado

V. S.

Viernes, 12 de julio 2024, 07:14

El 20 de septiembre de 2012, la Policía Local de Logroño recibía un chivatazo y acudía a un domicilio de avenida de La Paz. Desde la casa y hacia un patio interior comenzó a llover hachís. Tableta a tableta hasta que los agentes de la Policía Local, ya con una orden de registro, entraron en la vivienda y encontraron 32 kilos de droga. Todo un alijo. Pero, ¿qué se escondía tras este hallazgo?

Pues una complicada red con tentáculos en Marruecos y en Cádiz que introducía droga en España a través de una moto de agua. Embarcaciones pequeñas y difíciles de detectar que viajaban desde el sur del Estrecho a Málaga cargadas de fardos que, entre otros lugares, tenían como destino Logroño.

Fue en julio de 2012 cuando dos de los cabecillas botaron la moto de agua que habían comprado recientemente y desde Manilva pusieron rumbo a Marruecos. Allí pensaban comenzar pronto las operaciones, pero en esos momentos había una notable presencia policial y se habían desarrollado varios golpes contra narcos, por lo que lo pospusieron a septiembre. Contrataron a un piloto profesional, lo llevaron hasta Marruecos y el 10 de septiembre salía de nuevo hacia Málaga con «al menos 30 kilos de hachís».

Tras desembarcar la carga en Estepona, apenas hubo tiempo para el reposo. Esos más de 30 kilos de hachís viajaban el 14 de septiembre a la capital riojana donde un miembro de la red «se encargaba de distribuirla por el norte de España e incluso fuera de nuestras fronteras, al incrementarse notablemente el rendimiento del producto cuanto más alejada se hacía la venta de Algeciras».

Durante apenas una semana estuvo ese hachís en Logroño, en plenos sanmateos, a la espera de su venta. Hasta que llegó una denuncia anónima y el propietario de la vivienda donde se escondía la droga trató de hacerlo volar. Pero el hombre, un marroquí afincado en Logroño y que en esos momentos regentaba un bar en la calle Beatos Mena y Navarrete, fue detenido y puesto a disposición judicial.

Mientras, la red seguía operando, aunque ya sin utilizar Logroño como punto franco. Golpe a golpe, las fuerzas de seguridad fueron deteniendo a sus miembros y, pese al esfuerzo del principal líder, finalmente lograron desactivar esa banda que seguía introduciendo hachís en España en 2012 y 2013.

El proceso ha languidecido durante años y, en ese tiempo, el hombre que hizo volar droga en Logroño recibió una condena de tres años y once meses de prisión. Pero en este procedimiento seguido por la Audiencia Nacional no ha sido castigado. La sentencia recoge que este logroñés, al igual que otros cuantos tentáculos del grupo, no han podido ser encausados. En el caso del vecino de avenida de la Paz, la Audiencia explica que «no ha podido ser hallado». En el de otros se explicita que se encuentran en rebeldía.

Finalmente han sido ocho los condenados, aunque la pena se aleja mucho de las que inicialmente se pedían. Estas iban desde los 12 años y medio para el cabecilla a los nueve para el resto del entramado ya que la Fiscalía consideraba que se trataba de una banda delictiva y que realizaban «conductas de extrema gravedad por el uso de una embarcación» para introducir el hachís. Tras un acuerdo entre las partes y teniendo en cuenta las dilaciones indebidas, el líder de la banda ha sido condenado a tres años mientras que los otro siete implicados han recibido una condena de dos años.

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