El Ayuntamiento de Nájera ha iniciado los trámites para que la ciudad sea declarada zona catastrófica, a raíz de la tormenta del pasado sábado. «Creemos que es algo necesario para poder ayudar lo máximo posible a todos los vecinos y negocios afectados», confirma el ... alcalde, Jorge Salaverri, en declaraciones a Diario LA RIOJA.
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A lo largo del día de ayer, los técnicos municipales recorrieron amplios sectores urbanos haciendo balance de daños, que apuntan a cuantiosos. Eso, sumado a que Protección Civil declaró la alerta durante el temporal, son dos condiciones básicas para que el Gobierno de La Rioja acepte la petición. La portavocía del Ejecutivo replica que «se valorará la zona catastrófica una vez tengamos los informes técnicos en la mano».
De momento, mientras la burocracia sigue su curso, la vuelta a la normalidad de muchos comercios está siendo especialmente dura. Lina, dueña de Confecciones Porres, en la calle Mayor, ha perdido cientos de prendas. «El río de barro llegó a 40 centímetros de alto y nos fastidió todo el escaparate, además de pantalones, ropa interior o sábanas que teníamos en las estanterías bajas», explica ella.
«Ya hemos llamado al seguro y estamos esperando a que venga el perito a valorar el tema, no sé cuánto tardaremos en recuperar la normalidad», añade Lina. Su situación es similar a la de otra tienda próxima, Época Nájera. Allí, Lucía, la propietaria, aparte de unas 80 prendas, se ha quedado sin ordenador, datáfono e impresora, inservibles a causa de la humedad.
«Llevamos tres días dale que te pego porque sigue saliendo lodo, aún no están las cuentas echadas, pero el dineral perdido va a ser importante, aunque confiamos que el seguro lo cubra», relata Lucía. Asimismo, afirma haberse sentido desamparada durante la tormenta. «Vino mucho vecino y bombero a ayudarnos, pero echamos en falta al personal de limpieza del Ayuntamiento», sentencia.
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En el resto de la calle Mayor, otros negocios de los más perjudicados, como el bar Náxara o el estanco Adolfo, directamente ni han abierto estos días. Mientras que, por ejemplo, la oficina del servicio de atención al ciudadano lo ha hecho, aunque solo para redirigir a la gente. «Han venido personas a fichar el paro, renovar el carné de familia numerosa y más trámites, y los hemos mandado a Logroño y Santo Domingo», sostiene Ana, una de las empleadas.
«No creo que podamos abrir en toda la semana, porque están los enchufes estropeados, el ascensor tiene el foso lleno de barro o varios ordenadores ni arrancan», apostilla ella. Al igual que el resto de afectados, Ana tampoco recuerda un desastre así en Nájera. Ya no solo fue la calle Mayor, también comercios de la San Fernando o fábricas como la de Jesús Magaña, que perdió muebles y colchones.
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«Debe ser prioritario hacer un rediseño del alcantarillado, básicamente en la calle Costanilla, para que esto no vuelva a suceder», concluye Merce, una vecina del casco viejo najerino.
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