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El asistente a un festival musical graba el concierto con su móvil. FOTOLIA
La música vuelve a escena

La música vuelve a escena

Formación UNIR ·

Los músicos recobran su espacio tras la pandemia, aunque ahora, más que nunca, además de una sólida formación, deben tener dotes de mánager y empresario

Carmen Nevot

Logroño

Domingo, 12 de junio 2022, 02:00

La creciente digitalización ha tenido un impacto sin precedentes en el mundo de la música. Años bajo la espada de Damocles de la piratería, el sector, que vivía en un perpetuo duelo, ha resucitado gracias al streaming, y hoy, según el informe Global Music Report, roza los 26.000 millones de dólares en ingresos.

Sin duda, empieza a vivir poco a poco una época dorada. Reflejo de ello es el creciente atractivo de los festivales en directo en este 2022 que, tras retroceder en 2021 a niveles de hace ocho años, recuperan los aforos de público previos a la pandemia.

Pero como en otros ámbitos de la vida, también en este la pandemia ha evidenciado la necesidad de que los profesionales dispongan de las herramientas suficientes para hacerse imprescindibles ante futuras incertidumbres.

Una demanda social a la que UNIR da respuesta con un grado específico de Música, seis másteres oficiales, dos propios, además de dos cursos de expertos universitarios en Dirección de Coros y Apreciación Musical. Todo para que los estudiantes alcancen una visión completa y den un salto cualitativo en su trayectoria como músicos, compositores, musicoterapeutas, docentes o investigadores.

Ernesto Rodríguez-Monsalve Álvarez, docente y coordinador del Área de Música de UNIR, conoce de sobra el terreno que pisa. Es consciente de que los dos años de pandemia han hecho mella en el sector, con teatros y auditorios cerrados, pero también de que en ese mismo periodo mucha gente, sobre todo durante el confinamiento más duro, «se ha dado cuenta de que la música le ha hecho compañía», señala.

Para ser buen músico, de entrada, hay que nacer con cualidades para ello. De hecho, explica Rodríguez Monsalve, Mozart tuvo acceso a este mundo porque su padre se dedicaba ello y «muy probablemente si hubiera sido abogado o panadero, seguramente habría hecho sus pinitos, pero no habría llegado a ser el que fue». También es necesario esfuerzo, estudio y trabajo y «tener una armadura sólida y solvente», apunta, porque, así como en otras profesiones se nota menos, «en la música estás siempre desnudo». Es decir, «puedes haber venido de los mejores conservatorios que si la primera nota que das en un concierto no funciona, enseguida vas a ser derrotado. Cada concierto es un examen». Pero además, hoy más que nunca, hay que tener dotes y capacidades de administrador, mánager y empresario. «Esa parte que necesitas para saberte vender, defender, innovar y moverte en el sector. Todos esos perfiles hacen al músico completo del siglo XXI».

Pese a lo que pueda parecer, en este mundo no todo es tocar un instrumento, hay muchas ramas del saber, como la Musicología, una materia sobre la que UNIR acaba de sacar un máster y que se centra en el estudio del devenir de la música: de dónde viene, cómo se ha construido, cómo ha variado, qué quiere el escuchante, el oyente, cómo aporta, cómo se ha construido, entre otros muchos aspectos.

Las salidas profesionales, al igual que las ramas del conocimiento, también son muchas y van más allá que «tocar el violín en el escenario o en la orquesta». De hecho, hay muchas ramas vinculadas, «como el periodista que es crítico musical o el abogado especializado en derechos de autor», apostilla.

Una docencia más cercana

La docencia 'on line' también juega a favor en este campo porque «se puede entrar en el hogar del alumno y estar más cerca de él que nunca, en un ambiente en el que además se siente más cómodo» y eso, desde su perspectiva, es cercanía y se materializa en atención personalizada. Además, la docencia musical que se imparte en UNIR se centra en la teoría con el grado en Música, no es de ejecución del propio instrumento, «que eso sí requiere una presencia y se consigue, por ejemplo, en el conservatorio», asegura.

«El papel de la investigación es fundamental», explica Rodríguez-Monsalve Álvarez. Es la que permite estructurar y crear los cánones, las respuestas a la propia interpretación. «Es tomar una cosa que está escrita, que es tan fría como el papel, y convertirla en una ejecución pura de música con mis propias manos, pero desde que entra por los ojos, pasa por el cerebro y baja a las manos se ha producido un proceso que solo se entiende a partir de la investigación», describe.

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