De los múltiples frentes en los que entidades y administraciones abordan la violencia de género, el sanitario resulta uno de los más activos. No sólo porque el maltrato toma forma a veces de agresiones físicas y siempre de ataques psicológicos, sino porque el médico de ... familia y los especialistas con los que habitualmente trata la víctima disponen del radar para advertir en su cuerpo (y la mente) las heridas que inflige el maltratador. Aretio dirige la comisión técnica que forma a los profesionales del SERIS en este terreno y monitoriza las actuaciones actuales y futuras.
-¿Cómo parte y cuál es el objetivo de la comisión?
-A raíz de la tesis que elaboré sobre intervenciones y apoyo a las mujeres víctimas de maltrato y apoyándonos también en la labor ya realizada, elaboramos un plan de trabajo a través del cual se incorporó un capítulo específico de este tipo de atención en el Plan de Salud del 2016 con el afán de ahondar en la prevención y detección precoz por parte de los profesionales sanitarios y sociales desde una realidad: muchas mujeres sufren violencia de género pero no lo saben y enferman de manera más recurrente a consecuencia de la situación que viven. La estadística confirma una mayor prevalencia entre este tipo de pacientes en todo el abanico de patologías no sólo físicas, sino psicológicas que resultan más complejas de apreciar y siempre son el preámbulo para las primeras. Y todo ello, apuntalado por otro dato contundente: una de cada cinco mujeres que son atendidas en Atención Primaria padece en ese momento o ha padecido algún tipo de maltrato por parte sus parejas.
«Salud es la puerta de ayuda más inmediata por cercanía, universalidad y confianza entre médico y paciente»
-¿Cómo se estructura esa red de detección a nivel sanitario?
-La comisión está conformada por más de 20 especialistas de todos los ámbitos susceptibles que trabajan de modo transversal y coordinado. Medicina de familia, enfermería, trabajo social, matronas, ginecología, pediatría, urgencias, salud mental, geriatría.... En paralelo se han desarrollado cursos de sensibilización y formación y el año pasado se articuló una red de referentes en todos los centros de salud. Profesionales a los que sus compañeros recurren cuando advierten de un posible caso de violencia de género.
-¿Es Salud la puerta más efectiva a la que las víctimas pueden llamar para concienciarse de su caso?
-Es una de ellas y complementaria con el resto, pero sí quizás la más inmediata por su universalidad, accesibilidad y la confianza que generalmente se entabla entre las pacientes y su médico de siempre.
-¿Cuáles son esas señales que ponen al profesional sanitario sobreaviso de que la mujer que atiende puede sufrir violencia de género?
-Lo más evidente es que muestra un estado de salud general peor que otras mujeres de su misma edad. También es común que padezcan patologías relacionadas con ansiedad y depresión y, a nivel orgánico, hipertensión, dificultades digestivas, desajustes cardiovasculares, diabetes, trastornos alimenticios... Se trata de personas que acostumbran a tomar psicofármacos en cantidades elevadas y que recurren con mayor frecuencia a su médico porque, sin saberlo, somatizan la situación que están sufriendo con sus parejas.
-¿De qué manera puede discernirse que alguno de esos cuadros no obedece a otras causas?
-Clínicamente se aprecia que la paciente no mejora con los tratamientos que se le prescriben. A partir de ahí, hay un protocolo para formularle una serie de preguntas clave que siempre se realizan en un contexto de seguridad y confianza, porque es vital que la mujer se sienta arropada, que sepa que nuestra única intención es ayudarle y no vamos hacer nada que ella no quiera. Salir de la violencia de género es un proceso largo y la mayoría de las veces alambicado en el que debe saber que siempre estará acompañada.
-¿Y cuando los indicios constatan que la paciente es también víctima de algún tipo de maltrato?
-El equipo médico, psicológico y social se reúne y pone en común sus impresiones. Con todo ello se establece un plan de trabajo consensuado con la mujer para lograr su recuperación física, porque se encuentra devastada, y a la vez se le informa de todos los recursos y ayudas que la administración pone a su disposición en todos los frentes.
-¿Hay un perfil tipo de las víctimas que, conscientes ya o no, recurren a su médico de cabecera?
-No. La violencia de género no sabe de edad, clase social, procedencia, categorías... Lo que sí difiere es cómo cada una va a poder afrontar su situación. También la estadística dice aquí que quien dispone de apoyo familiar, profesional y social, y sobre todo autonomía económica, tiene más fácil salir antes y empoderarse. Por eso es crucial fortalecer el trabajo con colectivos de especial vulnerabilidad como emigrantes, mayores, sin recursos, habitantes del mundo rural o discapacitadas.
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