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Cuando por la calle se ve a un anciano en silla de ruedas, tapado con varias mantas, casi inmóvil, con ojillos acuosos e introspectivos, que parecen mirar hacia el pasado, siempre hay una mujer detrás, por lo general emigrante. En una sociedad cada vez más envejecida, la revolución feminista aún no ha llegado a este último recodo de la civilización: los cuidados a la población más vulnerable (los ancianos, los niños, los discapacitados) siguen recayendo sobre las espaldas de las mujeres. Las cifras oficiales ratifican esta impresión. La Consejería de Salud y Bienestar Social gestiona las ayudas a los cuidadadores en La Rioja y apunta que siete de cada diez son mujeres (864 en total). Entre los dependendientes, sin embargo, hay una paridad que sí concuerda con la estructura demográfica de la población, con un 47% de hombres. Estos números se refieren únicamente a los beneficiarios de las ayudas a la dependencia, pero la profundidad del problema es mucho mayor. En su estadística de dinámicas familiares, el INE analiza quién asume la carga de ocuparse de los menores o de los dependientes en el hogar.
En La Rioja, 15.153 mujeres reconocen encargarse «de la mayor parte» de los cuidados, algo que solo hacen 2.006 hombres. En el año 2024, 514 personas se pidieron una excedencia laboral por cuidado de un familiar; de manera poco sorprendente, casi el 90% (451) fueron mujeres. Podríamos pensar que con las nuevas generaciones esta situación cambiará, pero los datos del INE no permiten tanto optimismo. Si acotamos la franja de edad a los menores de 40 años, la distancia entre sexos es aún mayor: frente a las 4.915 mujeres jóvenes que se encargan «de la mayoría de los cuidados a niños y dependientes», solo hay 233 varones. De nuevo aquí podemos asomarnos a la Universidad para comprobar la feminización de algunas carreras: el 78% del alumnado de Enfermería en la UR son mujeres y ese porcentaje crece hasta el 83% en el caso de Trabajo Social. «Supongo que se trata de algo cultural. Esto va cambiando, pero hasta hace unos años, esta, como Enfermería y alguna otra, era una carrera considerada de mujeres», reflexiona Toño Briñas, trabajador social. En su colegio profesional, solo el 8% de los inscritos son varones. «A mí me atraía una profesión que fuera de apoyo y de ayuda a las personas. No me preocupó si había más mujeres o más hombres. Y estoy muy contento de mi elección», apunta Briñas, que subraya la pervivencia pegajosa del machismo en la sociedad:«Todos tenemos comportamientos o formas de pensar machistas porque lo hemos mamado de pequeños y ni nos damos cuenta».Los tribunales dan una pista de lo mucho que cuesta cambiar algunas cosas. Aunque, animada por la ley, la custodia compartida en los divorcios va imponiéndose (el 53,4% en La Rioja), cuando el juez se la otorga a uno de los progenitores la diferencia es clara: en el 43,4% de los casos se concede a la madre y en el 3,2%, al padre.
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