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Un grupo de aficionados, en la cima de El Serradero, en plena Sierra de Moncalvillo, tras una mañana recogiendo setas. D. M. A.
Micología

El momento de los micelios

La temporada de setas se adelanta y provoca la eclosión de boletus en sierras como Moncalvillo

Diego Marín A.

Logroño

Domingo, 1 de octubre 2023, 13:58

A primera hora de la mañana del pasado miércoles un centenar de vehículos se encontraban estacionados en El Serradero, la cima más alta de la Sierra de Moncalvillo. No hay una etapa de La Vuelta ni una marcha senderista sino que es temporada de setas. Las últimas lluvias y el clima húmedo, así como las temperaturas atenuadas, han propiciado que, tras unos meses de escasez por la sequía, las setas hayan aparecido como lo que son, como setas.

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El cielo está despejado y el silencio es salvaje. Aunque no lo parezca, el monte está lleno de buscadores de setas, puede haber más de 200 personas a ambos lados del cortafuegos. Poco a poco van apareciendo los primeros recolectores con las cestas llenas de voluminosos boletus, la abundante joya de la sierra. Aunque algunos portan el permiso del Área de Mancomunidad de Moncalvillo (Viguera, Nalda y Sorzano), que por 6 euros permite la recogida de 6 kilos por persona y día, la mayoría asegura haber acudido a la zona de Castroviejo, donde la derogación de la ordenanza reguladora en 2020 permitió la libertad de recogida. Los miércoles son los días fuertes porque los lunes y martes está prohibida la recolecta en La Rioja, lo que favorece la repoblación.

José Julián Cabezón, propietario del restaurante El Refugio de Viguera, acudía con su amigo Luis Cid. Era su primer día de recogida, también porque era el primero en que podían salir al monte por trabajo, y recogieron boletus y níscalos. Como empadronados en Viguera, aunque deben solicitar permiso igualmente, para los vecinos es gratuito. «Ha habido un brote bastante fuerte para la época y las temperaturas. Sobre todo de boletus, que es lo que más conozco», explicaba José Julián. Al arrancar la búsqueda, eso sí, no tuvieron mucha suerte, pero después esta cambió. «Ha empezado complicada la mañana, pero en las zonas umbrías y de más humedad hemos recogido más. Al final hemos encontrado hasta en la cuneta, al lado del coche», señalaba Cabezón.

Después de limpiarlas, las setas serían la cena. «Alguna utilizo para el restaurante pero estas, que son del primer día que salgo, siempre son para mí. Cuando cojo más las sirvo en el restaurante», afirmaba Cabezón.

Por otra parte, los logroñeses Pablo y Julia acudieron de buena mañana junto a otros dos amigos y regresaban a los coches con las cestas repletas de boletus. «Solemos venir los miércoles, son para consumo propio y para los hijos. Ahora cogemos boletus porque no hay otra cosa, al menos que conozcamos», relataba Julia. «No se pueden coger más de 6 kilos, y nosotros llevamos 5. Nos gusta respetar las normas. Solemos venir solo aquí, que ya estamos mayores, pero antes íbamos a todos los sitios. Y no sé si es suerte o que sabemos, pero cogemos muchas, aunque nos limitamos a lo que sabemos», subrayaba Pablo. «A las 07.15 horas ya estábamos aquí, y como no se veía, hemos esperado en el coche hasta que amaneciera», aclaraba Julia. Y es que otro condicionante es que solo se permite desde el amanecer hasta la puesta de sol.

«Confiamos en el buen hacer de la gente, que recoja con cestas para que se disgreguen las esporas y las recojan bien»

«Lo más apreciado son los boletus, que también son los más fáciles de reconocer. La gente hace bien en ir a lo seguro»

Mario Mangado, también de Logroño, acudía igualmente con amigos a coger setas. «Venimos a menudo. Siempre para San Mateo empieza a haber muchas setas, principalmente boletus. Nosotros cogemos el cupo de 3 kilos de la zona libre de Castroviejo», explicaba Mario. «Nos gustan mucho las setas, sean para merendar, comer o cenar», confesaba. También alegre, victorioso, regresaba Rubén junto a dos amigos. «Esta es la primera vez de todo el año y se nos ha dado genial. Ha costado arrancar pero, al final, hemos pillado la brecha buena. Como trabajamos, venimos cuando podemos. Esto es lo más cerca de Logroño», exponía Rubén, quien también recolectó en la zona libre de Castroviejo.

Juan Mari y Javier, de Viana, sí habían solicitado y pagado el permiso de recolección, que mostraban sin problema. «No cuesta nada hacer las cosas bien», recordaban. «Solemos ir cuatro veces al año, también a Sierra Cebollera y Soria, pero ya estuvimos aquí el miércoles pasado y vimos señales de que iba a haber brotes. Los boletus están muy sanos y muy buenos», describían. Eso sí, ni un guarda rural o forestal ni un agente del Seprona se acercó a vigilar que se cumplen las normas.

Álvaro Manzanos, alcalde de Viguera, se mostraba optimista. «Confiamos en el buen hacer de la gente, que recoja con cestas para que se disgreguen las esporas y las recojan bien, cortando por el tallo», declaraba el alcalde. Los permisos a menudo se agotan, solo se conceden 27 al día. «Aunque la recogida está abierta todo el año, la época fuerte es el otoño», apuntaba Manzanos.

Según Antonio Ezquerro, presidente del Grupo Micológico Verpa de Logroño, tras un mal año, «con las últimas lluvias ha llegado el momento de los micelios». «Lo más apreciado son los boletus, que también son los más fáciles de reconocer. La gente hace bien ir a lo seguro, es arriesgado no hacerlo», apunta Ezquerro.

La sede de Verpa abre todos los lunes para ayudar a la identificación, aunque, asegura Ezquerro, apenas acude gente.

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