En estas fechas «se nos abre a todos el corazón», dice el reconocido cocinero riojano Ignacio Echapresto al referirse a la iniciativa que puso en marcha el Teléfono de la Esperanza de La Rioja para que nadie se sienta solo en la cena de Nochebuena. ... Una propuesta «muy bonita y necesaria» en la que se volcaron dieciséis cocineros riojanos entre los que figuran Merche (Hotel Villa de Abalos), Aitor Esnal (Aitor Esnal), Nuria (Los Calaos de Briones), Pedro Cárcamo (Tastavin), Antonio (Casa Zaldierna), María Ester (Alameda), Francis Paniego (Echaurren), Ignacio Echapresto (Venta de Moncalvillo), Rubén Solana (La Micológica), Sergio Hernando (Lumbre), Gonzalo Baquedano (Ajo Negro), Sergio Soto (El rincón del vino), Iñaki (Íkaro), Juan Angel (Chocolates Kankel), Jon (Los Caballeros) y Ventura Martínez (Chef Nino).
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Todos ellos participaron de una u otra manera en la composición de un menú con mucha estrella que incluía desde entrantes hasta postres pasando por pescados y carnes. Un auténtico recital para el paladar: croquetas de Idiazábal, un brioche relleno de queso de oveja y papada ibérica, pastel de hongos, tosta de codorniz en escabeche, paloma de ensaladilla, cardo en salsa, sopa de pescado, bacalao con salsa riojana y pimientos, huevos rellenos de merluza y gambas, carrilleras de ternera al vino tinto con crema de zanahorias, albóndigas con mole encebollado, sorbete de mojito, panacota de vainilla y trufas de vino y chocolate.
Ignacio Echapresto, uno de lo artífices de tan sugerentes platos, detalló la minuciosa organización entre cocineros y el reparto de tareas. ¿Su cometido? Bacalao a la riojana.
En torno a la mesa, en un local cedido por la empresa Construcciones Samaniego, se reunieron en torno a 50 comensales de todas las edades. Niños y mayores disfrutaron de las obras gastronómicas de estos maestros que pusieron toda su entrega y amor en los fuegos para que en la cena de Nochebuena todas estas personas, que no tenían con quien compartir mesa, se sintieran queridas y arropadas.
«El primero en enterarse de la iniciativa fue Francis Paniego que nos informó al resto de cocineros y, al segundo de comentarlo, todos contestamos que también participábamos», explica Echapresto, que se siente muy orgulloso del gremio al que pertenece porque siempre que hay que ayudar, como cuando ocurren catástrofes como la de Ucrania o la del volcán de la Palma, todos se vuelcan para aportar su granito de arena.
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En esta idea colaborativa también participaba Bodegas Zinio, de Uruñuela, que tampoco dudó ni un momento en sumarse a la propuesta para que nadie se sienta solo en la cena de Nochebuena. La bodega aportó el vino y el cava con el que se maridaron los riquísimos platos. Además, la compañía promotora inmobiliaria Samaniego cedió un local amplio y acogedor en el que se celebró la cena. El evento tampoco habría sido posible sin la presencia de diez voluntarios de la Cocina Económica, que se encargaron de organizar todo lo que se necesitaba y se sumaron a la velada con las personas que acudieron.
Por un error involuntario en la primera edición de este artículo del día 25 de diciembre, la cena que prepararon Ignacio Echapresto y miembros de la sociedad gastronómica La Becada para Nochebuena era para los usuarios de la Cocina Económica y no para la iniciativa del Teléfono de la Esperanza como, por error, había aperecido publicado.
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