«Mis mejores recuerdos son los ascensos del Logroñés, esos goles de Pita y Noly»

Su pasión por los deportes, especialmente por el fútbol (pasaba los fines de semana en Las Chiribitas viendo partidos), fue la que le condujo hasta al periódico, de la mano de Eduardo Gómez. Su «padrino» le metió «en todas partes. Me presentó a las elecciones de la Federación Navarro-Riojana de Fútbol y salí elegido vocal», recuerda el que fuera uno de los fundadores de la Riojana, «con Ernesto Garrastachu», el primer presidente.

Aunque el fútbol siempre fue su materia preferida, le tocó escribir de otras cosas, como de balonmano. «Durante un año hice las crónicas del Wamba», un equipo en el que jugaba «José Luis Bermejo, el que luego fue alcalde». En ese momento, decidió firmar como 'Indirecto' «porque era un tema que yo no dominaba mucho...». También escribió de pelota «cuando no estaba Eduardo», aunque eso le resultaba más fácil. 'Indirecto' no fue su único seudónimo; en otra época utilizó 'Federico Lopetegui', «pero ese no era solo yo. También lo usaba Jorge Sauleda. No recuerdo por qué fue».

No significa ese lapsus que no tenga cientos de recuerdos de su más de media vida en LA RIOJA, el segundo de sus trabajos, porque por las mañanas –«y por las tardes al principio»– era empleado de Caja Rioja. No duda a la hora de elegir los mejores en el ámbito profesional: «Los ascensos del Logroñés; primero a Segunda en la temporada 83-84 y luego el de Primera. Con esos goles de Pita, en el último instante, y de Noly». Ahora como lector le gustaría ver narrado otro gol de ese calibre, pero es realista y cree que «no va a ser».

Color blanquirrojo tienen también las noticias más decepcionantes para él: «La desaparición del club. Para mí fue un golpe muy duro». Pasados quince años de esa muerte deportiva del Logroñés, sigue convencido de que «no tenía que haber desaparecido». Y pone como ejemplo al Alavés, que «pasó por la misma situación. Lograron salvarlo aunque tenía una deuda mucho más importante porque igual hubo más implicación institucional en Vitoria».

Desde entonces, nada ha vuelto a ser lo mismo en el fútbol riojano. «Hay dos equipos y uno lleva más gente, pero ninguno tiene el arraigo que tenía el Logroñés», afirma un hombre que en sus primeros años en el periódico seguía al club cada domingo. «Un año en Tercera vi los 30 partidos, los 15 de aquí y los 15 de fuera. A veces viajaba en el autobús del equipo, otras veces nos ponían un taxi...». Y ahí no puede evitar recordar a su esposa, «una mujer extraordinaria» que al principio «venía conmigo a los partidos, pero una vez en Irún, cayó tanta agua, se mojó tanto, que decidió que ya no volvía más».

Él siguió con las crónicas deportivas, centradas más en los últimos años en la Tercera División y el fútbol base. «La parte más triste del Logroñés les tocó a Charly (Ferrer), Chema (Glera)...». Esos malos tiempos los compensaba «con Titín. Entonces la pelota tuvo mucho auge». Algo que espera que se recupere «con Zabala». Porque el resto de los deportes no tienen el tirón del fútbol. «Ni el balonmano, aunque juegue en Europa; ni el baloncesto, que no ha pasado de LEB Oro».

Manolo destaca sobremanera otro aspecto, «el grupo que formábamos los de deportes en los últimos 15 ó 20 años. Éramos una cuadrilla de amigos» que se reunían a comer con frecuencia. Su último jefe «fue Pío García, antes Toño del Río..», pero él siempre se sintió en el periódico como entre los suyos.