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Eduardo Sierra, junto a sus mastines Nati, Ona, Hydra y Júcar, en su criadero Valdejera de Agoncillo. SONIA TERCERO
Mastín y lobo, un binomio necesario

Mastín y lobo, un binomio necesario

Perros de guarda. El Gobierno de La Rioja subvenciona el mantenimiento de perros para proteger la ganadería extensiva y el criador Eduardo Sierra defiende su «capacidad espectacular»

Diego Marín A.

Logroño

Lunes, 8 de noviembre 2021, 01:00

Una de la últimas medidas adoptadas en la Mesa de la Ganadería Extensiva y el Lobo en la que participan sindicatos ganaderos, ecologistas y el Gobierno de La Rioja, con la mediación de la Fundación Entretantos, es la elaboración e instalación de carteles que adviertan de la presencia y el comportamiento de los mastines, «pieza clave para evitar posibles ataques a los rebaños de vacas, ovejas y cabras». El Ejecutivo regional subvenciona el mantenimiento de los mastines de guarda, uno por cada rebaño de 150 ovejas o cabras. Son animales imponentes, aparentemente nada fieros, que pueden pesar más que un hombre adulto, por lo que su presencia es, sobre todo, disuasoria.

Eduardo Sierra es criador de mastines en la finca Valdejera de Agoncillo y cuenta que «desde la antigüedad es el perro que llevaban los pastores en la trashumancia, que era imposible hacerla sin unos buenos mastines porque entonces había muchos más depredadores que ahora». Destaca la «capacidad de guarda espectacular, son perros de guardia, no de ataque, salvo que te pongas pesado a la hora de entrar en su territorio a defender», explica Sierra, aclarando que «lo que no se produce casi nunca es el enfrentamiento, por lo que el tamaño y la fiereza son importantes porque disuaden, igual que el ladrido ronco».

«Lo que hace el mastín es alejar al lobo de las zonas de ganadería extensiva y que se quede en su hábitat, alimentándose de los jabalíes o los corzos heridos o enfermos, cumpliendo una función de equilibrio ecológico porque así los animales enfermos desaparecen y dejan de ser un foco de contagio de sarna, brucelosis, etc.», expone. Sierra cree que «hay que reconocerle esa labor al lobo, es necesario, igual que el ganado tiene que estar donde tiene que estar».

«No se produce casi nunca el enfrentamiento, porque el tamaño y la fiereza de los perros disuaden»

Eduardo Sierra | Criadero de mastines Valdejera

Para esa 'mediación' en la naturaleza, defiende el papel del mastín. Y cuantos más cuiden al rebaño, mejor. Porque «los lobos también son muy listos, llevan a una hembra en celo para que los perros salgan detrás de ella, por eso tienes que contar con una plantilla de mastines competentes y que también haya perras, que no van a salir detrás de una loba en celo», señala Sierra. También hay que tener en cuenta que no todos los perros son válidos para la guarda: algunos salen corriendo y dejan desguarnecido al rebaño, mientras que «con quedarse dando vueltas alrededor del ganado, ladrando, es suficiente, y eso lo hace mucho la convivencia entre ellos».

También explica este criador riojano que no es lo mismo un perro de exposición, que debe guardar una perfecta apariencia morfológica, que uno de guarda, en el que sus rasgos físicos no importan tanto. «Da igual que parezca más un san bernardo que un mastín, lo importante para el pastor es que disuada». En base, todos los perros tienen el instinto, si bien es cierto que «un mastín que hace la trashumancia no va a pesar 100 kilos, como tampoco los pesaría el pastor; el peso lo da la función, hay que adaptarlo, entrenarlo».

Sierra ha llegado a tener mastines de 105 kilos, aunque lo habitual es que ronden los 80 kilos. El precio de un ejemplar con pedigrí se mueve entre los 600 y 1.500 euros, si bien los ganaderos, en su mayoría, optan no por comprarlos sino por cruzarlos entre ellos. «El lobo es el que justifica esta raza, es un binomio que no se puede romper. A mí me encanta que haya lobos, como linces, sé que tiene su sitio en el ecosistema, aunque no creo que esté en peligro de extinción, pero si no hiciera la limpieza de cadáveres que hace estaríamos teniendo problemas, y los ganaderos también, que hacen una labor en el monte primordial para evitar incendios», asegura Sierra.

Felipe posa con sus últimas cabras en el matadero de Logroño. L. R.

«Por primera vez en la historia, Mansilla se queda sin cabras»

El pasado miércoles 27 de octubre el ganadero de Mansilla de la Sierra Felipe García llevó al matadero municipal de Logroño a sus últimas cabras. «Por primera vez en la historia, Mansilla se queda sin cabras», lamentaba. Y es que no quedaban muchas más en las Siete Villas. Harto de los ataques del lobo a su rebaño, Felipe decidió primero vender buena parte de este y, después, llevar al matadero al resto.

El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos en La Rioja, Néstor Alcolea, recuerda que el año pasado por estas fechas ya informamos de que otro ganadero vendía sus ovejas por no poder aguantar la presión del lobo. La situación se ha repetido en pastores de Brieva y Villoslada, por esto Néstor Alcolea cree que «la inclusión del lobo en el listado de especies protegidas ha sido la puntilla para la ganadería de la sierra y mucho nos tememos que Felipe no va a ser el último».

Y es que, añade el secretario general de UPA, «desde agosto el número de muertes en la ganadería por ataque de lobo se ha disparado».

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