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Que Mario Vargas Llosa era un enamorado del vino y, más en concreto, del vino de Rioja era un secreto a voces. Seguramente esa sea ... la razón por la que el reconocido escritor, que ha fallecido este domingo, fue uno de los primeros en recibir el premio Prestigio Rioja que entregaba el Consejo Regulador. Fue en 1996 y ese reconocimiento le ofreció la oportunidad de visitar San Millán de la Cogolla, además de Santo Domingo y Logroño. Una fecha que se convirtió en el primero de varios encuentros en la región en los que siempre manifestó su cariño hacia la tierra «de origen de nuestra lengua».
El 3 de junio de aquel 1996 es el punto de partida de la historia de Vargas Llosa con La Rioja. «Me siento enormemente honrado con este premio que, además de una gran alegría, me ha dado la ocasión de visitar una región que hasta ahora no conocía», apuntaba por aquel entonces, antes de alabar tanto el vino como la lengua, dos de las piezas que sostienen en el universo cultural y social de la comunidad autónoma.
El escritor ofreció una charla en el instituto Sagasta en la que tocó ambos temas.«El vino es aspecto central de una cultura que ha llevado la idea de la conviviencia a su más extrema manifestación. Una bebida de la exaltación de la existencia. Y eso nos lo encontramos en las manifestaciones más ricas de la cultura occidental», argumentó sobre la bebida. «Me hacía ilusión conocer la región en donde nació ese instrumento maravilloso: nuestro idioma», apostilló sobre la lengua.
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Su vinculación con La Rioja comenzó ahí, pero no terminó con ese premio. Ni mucho menos. No en vano, Vargas Llosa tiene también en su haber el hecho de haber sido el primer doctor 'honoris causa' de la Universidad de La Rioja. Por ello, un miércoles de septiembre de 2007 volvió a visitar esta tierra para participar en un acto que congregó a más de 400 personas en el Aula Magna del Edificio Quintiliano de la UR.
Fue ese un buen momento para que el escritor mostrara, de nuevo, su interés por la región. «Para cualquier escritor tiene un significado emblemático, al aparecer en esta región los primeros síntomas de lo mejor que tenemos en nuestra cultura, que es la lengua», expuso en una ceremonia en la que actuó María Teresa González de Garay, catedrática de Literatura Hispanoamericana, como madrina. Ella fue quien le entregó los atributos del grado: el birrete, el libro de la ciencia y la sabiduría, el anillo («emblema del privilegio de firmar dictámenes») y los guantes blancos («símbolo de la pureza»).
En aquella ocasión, en una entrevista para este periódico, también se deshizo en halagos hacia La Rioja. «Siempre se me ha tratado muy bien, aunque hace años que no venía», respondió a cuestiones de este medio. Al hablar de San Millán de la Cogolla, destacó: «Es la cuna de lo más importante que tenemos, nuestra lengua, que es nuestra mejor seña de identidad». Sobre el vino, por último, aseguró que es «lo único» que tomaba. «No bebo otro licor, sólo vino. Considero que se trata de la bebida más literaria que existe, íntimamente vinculada al desarrollo de la literatura. La realidad es que nunca hubiera habido literatura sin vino.», certificó.
Y es en el entorno de la Universidad de La Rioja donde en 2011 se le puso su nombre a una pequeña calle que separaba el edificio Científico Tecnológico y el Campo Experimental de Prácticas Agrícolas. Se le eligió a él «tanto por sus méritos literarios en lengua castellana, reconocidos nacional e internacionalmente, como por su importante vinculación a nuestra universidad, al tratarse de primer doctor de la UR».
Y un escritor de la talla de Vargas Llosa (Premio Cervantes 1994 o Premio Nobel de Literatura 2010, entre otros reconocimientos) no podía faltar en un proyecto que tiene por objeto, precisamente, poner de relevancia la palabra y la creación en nuestro idioma: Futuro en Español.
En la edición de 2019 participó en una charla titulada 'Literatura, política y periodismo' con su compatriota y amigo Pedro Cateriano, expresidente del Consejo de Ministros de Perú, en la que dejó claro que «demasiada información es sinónimo de confusión».
En esa charla, Vargas Llosa repasó sus origenes, su afición infantil a la literatura de aventuras o su admiración por Sartre o por Flaubert. También habló de su trayectoria política y no eludió temas que, por aquel entonces estaban de actualidad, como la situación en Cataluña. «No reconozco Barcelona y yo quiero mucho a Barcelona», afirmó sin tapujos en el acto organizado por Vocento a través de Diario LA RIOJA.
En aquella ocasión, el hispano-peruano también dejó de manifiesto su interés por el mundo del vino. No en vano, aprovechó la ocasión para visitar varios rincones de La Rioja e hizo parada, por ejemplo, en Santo Domingo de la Calzada, donde se interesó por el Gallo y la Gallina, así como en el reconocido Museo Vivanco o las Bodegas López de Heredia.
Aficionado al vino y comprometido por la cultura. Esas dos características son las que ha mostrado Vargas Llosa en cada una de sus visitas a La Rioja o en los actos relacionados con la región y sus instituciones. Uno de ellos fue en 2021, cuando en Madrid se rubricó un acuerdo de la cátedra que lleva su nombre y la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), «con el objetivo de impulsar una educación superior de calidad en español». El acuerdo entre ambas partes se constituía en diferentes becas para estudiantes de Latinoamerica.
El autor de 'La ciudad y los perros' o 'La fiesta del chivo', entre otros libros, ha tenido por lo tanto varias oportunidades de visitar La Rioja. Y no solo eso, sino que no ha dudado en demostrar su cariño hacia esta tierra, así como hacia sus vinos siempre que ha tenido ocasión. Cabe reseñar, por ejemplo, aquella ocasión en la que el escritor hizo mención a la DOCa en una entrevista en el Financial Times. En un larga entrevista, además de hablar de asuntos de actualidad, se trató el tema de la gastronomía. No en vano, la charla se circunscribía en un 'almuerzo rico en Rioja' en el que tanto entrevistado como entrevistador degustaron el vino de la casa, un Muga de la cosecha 2014. «Llega el vino -dice el periodista-. Él insiste en que lo pruebe, un Rioja rico y delicado. Chocamos nuestras copas. ¡Salud!», se exponía en aquella conversación.
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