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El presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de La Rioja, Mario Domínguez, celebraba este jueves el acuerdo del Consejo de Ministros por el que se ha establecido un precio de venta máximo (2,94 euros) de los test de antígenos. «Es una noticia que aplaudimos, ... ya que es lo que llevamos pidiendo desde el primer momento», explicaba a este periódico el máximo representante de los farmacéuticos riojanos, quien considera que, como en su momento sucedió con la mascarillas, esta decisión «permitirá facilitar el acceso al producto a toda la población». Además, en relación al importe máximo fijado por el Ejecutivo central (2,94 euros por prueba), Domínguez sostiene que se ha fijado en la franja baja, «por debajo del importe que han estado pagando muchos farmacéuticos hasta ahora, por lo que durante unos días habrá que vender test por debajo de ese precio de coste».
Más allá de las repercusiones económicas que esa diferencia de precio pueda implicar, Domínguez insiste en que «lo más importante en este momento es la salud» y destaca «la apuesta que se hace por la farmacia y los farmacéuticos, que desde el principio de la pandemia hemos realizado un esfuerzo ingente. En esta ocasión ha sido con los test de antígenos, trabajando día y noche para poder seguir haciendo frente a esa demanda que ha existido».
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Ahora, apunta, llega el momento de la distribución, «que tiene que garantizar y hacer otro esfuerzo para conseguir que a través de las oficinas de farmacia se pueda seguir facilitando el producto a todos los ciudadanos. Pese a ser un precio bajo, hablamos de una cuestión de salud y la farmacia y la distribución van a avanzar y seguirán esforzándose», añadía Domínguez recordando la colaboración estrecha con la Consejería de Salud para la comunicación de los casos positivos.
Domínguez, que considera que el establecimiento de un precio máximo quizá «llegue un poco tarde», insiste en que es fundamental que los test sigan comercializándose desde sus despachos, vía para poder ofrecer consejo facultativo a los pacientes y ayudar con «la interpretación de los datos. Tiene que seguir siendo un producto comercializado por un sanitario. Es la forma de ofrecer garantías de que cumple con los requisitos y de que es seguro», defiende recordando los casos detectados en terceros países de lotes defectuosos y falsos negativos. «No solo eso, es también la manera de garantizar que toda la población tenga acceso a las pruebas. Hay pueblos en donde ni siquiera hay una pequeña tienda de alimentación, pero si hay farmacia. Si salta a establecimientos de gran consumo, no está asegurada esa disponibilidad», completa Domínguez.
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