Las personas que acuden al taller son felices con lo que hacen y se les nota el cariño que ponen en cada flor. Han realizado un total de 3.000. :: sonia tercero

La Marcha más colorista, solidaria y esperada

Aspace dedicará la recaudación de este año a comprar un vehículo adaptado | El cambio que ha experimentado la atención a las personas con parálisis cerebral «es espectacular»

África Azcona

Logroño

Domingo, 28 de octubre 2018, 11:32

Tienen parálisis cerebral pero pelean a diario por superar las barreras y dar un paso más y lo consiguen. Y en esto no están solos. Hoy más de 2.500 personas siguiendo su huella y participarán un año más en la Marcha de Aspace- ... Rioja, una de la actividades más populares de Logroño. En septiembre comienzan a confeccionar las coloristas flores, las que brotan como una segunda primavera (y van 34) cada mes de octubre. Durante una visita a sus tallares de la calle Lobete hemos comprobado el cariño con que las hacen y la paciencia y voluntad que le ponen. Hoy, junto a Diario LA RIOJA, entregarán una a cada marchoso una vez que culminen los 19 km. de ruta. «Hemos hecho 3.000, nadie se puede quedar sin una flor», señala Toñi, pendiente de que todo fluya bien. Los empleados son uno de los 'tesoros' de la asociación. «Enseño y aprendo de ellos a partes iguales», resume la joven. En este ambiente de compañerismo y con los nervios a flor de piel ante la llegada de lo que para ellos es el gran evento del año, la mirada de Noelia se ilumina cuando Manoli Muro, presidenta de Aspace, se le acerca para hacerse una foto. No hace falta que se hablen, se lo dicen todo en silencio. Junto a ellas, Verónica no puede evitar interrumpir para decir las ganas que tiene de que llegue el domingo. «Y no va a llover», era su pronóstico.

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Aspace es hoy en día una gran familia formada por 464 personas con parálisis cerebral, 336 socios y 144 profesionales y un número ilimitado de voluntarios. Unos números que hablan por sí solos. Si echamos la vista atrás, hasta 1982, veríamos un grupo de padres que buscaban soluciones sin saber muy bien hacia dónde dirigirse. «Entonces se quedaban en casa, muy bien atendidos, limpitos, pero nada más. Nosotros no queríamos eso para nuestros hijos...», rememora Manoli. Hoy en día la situación ha revertido de forma espectacular y la máxima es no renunciar a nada dentro de las posibilidades de cada uno. La mayoría de ellos están con los tiempos, metidos en las redes sociales, con las tablets (un aliado para aquellos con problemas para hablar) y con ganas de viajar. «Están los campamentos adaptados y los más autónomos quieren playa; acaban de estar en Salou y Rosas».

Las oportunidades también les van llegando en lo laboral y cada vez son más los que trabajan. Los clientes que acudan a la gasolinera de Repsol en Cenicero o en Baños seguramente no habrán apreciado que quien les atiende es una persona de Aspace. «Mucha gente no lo sabe y no tiene por qué saberlo... Pero a veces, cuando se dan cuenta, no veas la satisfacción que se llevan... Son quince y ellos llevan la gestión completa». El director gerente de Cáritas, José Ángel Arbizu, pone esto como ejemplo del objetivo que persiguen: prestar servicios habituales como cualquier otra empresa. Y es que el proyecto de la entidad «es un proyecto de tránsito hacia la vía ordinaria». Sin embargo, convencer a las empresas para que apuesten por las personas con discapacidad sigue siendo la gran asignatura pendiente. «Son trabajadores con grandes capacidades y un compromiso enorme, pero sigue siendo el colectivo con más paro. Seguimos en el vagón de cola en muchos aspectos, esto sigue así por mucho que lo repitamos».

Y, de puertas para adentro, una de las necesidades que sigue teniendo Aspace-Rioja es poner en marcha recursos residenciales y de respiro familiar, tanto para personas con necesidades de grandes apoyos como para los que residen en la casa-residencia de Juan Lobo, que cuenta con «una importante lista de espera». Además, los responsables esperan que se haga realidad la residencia largamente anunciada en una parcela de la calle Poeta Prudencio, un centro de estancia permanente para 32 personas. Del mismo modo, en estos momentos están centrados en seguir avanzando en proyectos sobre nuevos alimentos, texturas y sabores para personas con parálisis cerebral, así como en «desplazar cada vez más a los técnicos de Aspace al entorno natural de la persona y su familia».

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