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Panorámica del polígono industrial La Portalada. Sonia Tercero
La maratón más exigente de la historia reciente

La maratón más exigente de la historia reciente

Salvo las tecnológicas, las empresas riojanas deben explotar todas sus fortalezas para colocarse en la cabeza tractora de la recuperación nacional tras el COVID-19

Miércoles, 10 de junio 2020, 10:40

Mayor disposición para exportar más y mejor (diversificar mercados), invertir en I+D+i, digitalizarse, contratar a trabajadores cualificados y aumentar el tamaño del negocio. Estas son las cinco claves para que las empresas riojanas superen una crisis económica brutal e inesperada, la generada por el COVID-19, cuando todavía no todas habían terminado de zafarse de los coletazos de la recesión del 2008. Porque, aunque desde finales del 2013, La Rioja había registrado una mejora económica muy importante y redujo con fuerza las tasas de paro, todavía no había conseguido recuperar todo el empleo destruido durante la anterior crisis. Salvo las compañías tecnológicas (TIC), al conjunto del tejido empresarial riojano aún le queda un camino que recorrer para retomar con vigor un impulso equiparable al de las comunidades más dinámicas de España. Pero la tarea no se queda ahí. Ademas, La Rioja se enfrenta a otro reto inaplazable: reindustrializar su economía.

Pero, ¿cuál es el puesto de salida de la región en esta maratón, las más exigente de la historia reciente? La respuesta se encuentra en la estadística 'Indicadores Económicos Generales', que anualmente elabora le Gobierno regional con datos de Contabilidad Regional recopilados por el INE, al cierre del 2018 (últimos publicados) y en el Observatorio de Ocupaciones.

Servicios sigue constituyendo el pilar económico básico riojano, porque de cada cien euros de riqueza generada (Producto Interior Bruto), este sector aporta 54,3. A continuación le siguen la industria, que contribuye con 25,2 euros; la construcción, con 6,2 y la agricultura, que participa en el PIB con 4,7 euros.

La correlación de valores varía cuando se descuentan los impuestos netos que gravan los productos, esto es, el Valor Añadido Bruto (VAB). Así, los servicios ganan peso sobre el resto de sectores consolidando su liderazgo como principal motor económico regional, al significar el 60%. No obstante, la supremacía de este sector es menor que en el resto del país (72,9% de media) y muy por debajo de la media europea (73,3%), a cambio de un mayor peso del sector industrial, el 27,9%, que supera ampliamente al de España (17,7%) y al de la mayoría de las comunidades autónomas. Por su parte, la agricultura, con el 5,2%, también arroja un mayor porcentaje respecto a la media española (2,9%), mientras que la construcción, con el 6,9%, registra una ratio muy similar a la nacional (6,5%).

Profundizando el análisis por actividades económicas, los puntos fuertes de la economía riojana son la industria del calzado caracterizada por el diseño, la calidad y las exportaciones, y la industria agroalimentaria, en la que la biotecnología aplicada propicia altos volúmenes de contratación, un comercio exterior favorable y el desarrollo de notables programas de investigación.

Otros puntales económicos riojanos son la actividad vinícola, así como la industria del metal: auxiliar del automóvil, máquina herramienta e industria metálica en general. También destacan el sector químico, las auxiliares de caucho, pintura y nanotecnología, así como los servicios y productos tecnológicos: informática, comunicaciones y digitalización industrial.

Exterior del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja, en Arnedo Sonia Tercero

Otras actividades sustanciales son las de servicios sociales (centros de día y residencias de mayores, ligadas en parte con la financiación pública), las actividades sanitarias, el comercio al por menor (rama muy atomizada) y la hostelería, con altos volúmenes de contratación, que puede tener aún un mayor desarrollo si se potencia el turismo cultural y enológico.

Entre las fortalezas o factores que contribuyen positivamente a la economía en la región están, además del peso de la industria, la apuesta por la I+D+i, con centros tecnológicos y de investigación especializados, un entorno económico estable que garantiza la confianza de los inversores, la presencia de sectores con elevado contenido tecnológico, el bajo desempleo en relación a otras regiones y los mínimos índices de conflictividad laboral.

Una investigadora riojana, en pleno ensayo experimental. Sonia Tercero

Como puntos débiles sobresale las carencias en infraestructuras, tanto en ferrocarril como en carreteras, que desincentivan la atracción de nuevas inversiones e iniciativas a la región. Pero, también, el 'efecto frontera' con territorios forales vecinos, como Álava o Navarra, con competencias normativas (por ejemplo en el Impuesto de Sociedades) con mejor fiscalidad, que facilitan la captación de empresas de mayor tamaño.

Un endeudamiento moderado que facilita la salida de la crisis

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) riojanas son tras las canarias las que registran menores ratios de endeudamiento que otros segmentos en la comparativa por comunidades. Una situación que facilita su capacidad de captar financiación ajena para afrontar la salida a la crisis desatada por el COVID-19, según se desprende de un análisis realizado por Iberinform, filial de Crédito y Caución.

El ratio de endeudamiento es uno de los mejores indicadores del equilibrio entre fuentes ajenas y propias de financiación. Para financiar su actividad, las compañías pueden utilizar recursos propios, que son básicamente las aportaciones de sus socios o propietarios y los beneficios que se retienen en forma de reservas, y por otro lado pueden utilizar recursos ajenos, que son aportados por terceros. La combinación entre uno y otro tipo de recursos define la política financiera de la empresas.

Según el estudio de Iberinform, el ratio medio de endeudamiento de las pymes riojanas es del 61,6%, sólo mejorado por el 58% de las canarias. Por el contrario, las empresas más dependientes de financiación son las de Andalucía (71,6%), Castilla La-Mancha (71,5 %) y Galicia (70,5%).

Falta de formación

Otros obstáculos son la proliferación de actividades económicas con uso intensivo de mano de obra y baja cualificación (agricultura, industria alimentaria, calzado y hostelería) y el pequeño tamaño de las empresas (ni siquiera la mitad llega a los 50 trabajadores), que dificulta la innovación, las exportaciones y el desarrollo de proyectos de mayor envergadura. Asimismo tampoco contribuyen a una mejor evolución de la economía el envejecimiento de la población y la emigración de los jóvenes riojanos a otras comunidades e, incluso países, la escasa contratación pública de obras e infraestructuras y la alta exposición de la autonomía a la economía catalana, junto con otras regiones como Aragón y la Comunidad Valenciana.

Siendo esta la fotografía, ¿cuáles son los principales factores que permitirán avanzar en el desarrollo económico de la región? Existe un consenso social sobre varios de ellos. Por un lado, la mejora sustancial de las comunicaciones, la simplificación de la regulación administrativa, la inversión y formación en el sector industrial, y el apoyo desde la administración pública a las iniciativas empresariales.

También son condiciones sine qua non aumentar el nivel de digitalización e incorporación de nuevas tecnologías (favorecen el acceso a nuevos mercados y un incremento significativo de la productividad), así como mejorar la competitividad mediante la integración de empresas.

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