Un riojano en un mundo de estrellas

Un conjunto de anillos de polvo rodean la protoestrella HL Tauri y el patrón de las líneas muestra la orientación de la luz polarizada. Esto se ve en la imagen a mayor resolución que se ha logrado captar de un disco protoplanetario. Un grupo de científicos, entre los que se encuentra el astrónomo riojano Manuel Fernández López, es el artífice de la captación de esta imagen, que ayudará a la comprensión de cómo se formó el universo y servirá a los ingenieros en el diseño de nueva tecnología.

Manuel Fernández López, logroñés de 45 años, estudió Física en la Universidad de Zaragoza y la Complutense de Madrid y se doctoró en la Universidad Nacional Autónoma de México. Después de haber trabajado en la Universidad de Ilinois (EE UU), ahora lo hace como investigador en el Instituto Argentino de Radioastronomía, en Buenos Aires, colaborando en un proyecto que emplea el telescopio Alma, situado a más de 5.000 metros de altitud, en los Andes chilenos. «Hemos obtenido la fotografía con más definición de la luz polarizada en un disco protoplanetario, un montón de escombros, gas y hielo, a temperaturas muy frías, un material que se acumula hacia el centro para formar una estrella», explica Manuel Fernández. «Son procesos que duran 10 millones de años, mientras tanto orbitan los escombros sobre el núcleo central hasta coagularse, formándose los cuerpos que forman parte de un sistema solar. Son gigantescos, más grandes que del Sol a la órbita de Plutón», ejemplifica el astrónomo riojano.

Las estrellas jóvenes están rodeadas por discos de polvo y gas a partir de los que se forman los planetas. Lo que permite dilucidar la imagen captada de la estrella de la constelación de Tauro es mucho detalle de la luz polarizada y los surcos en el disco formado por los escombros, que podrían ser planetas en formación. «Todavía no somos capaces de explicarlo del todo pero da mucha información. Hay cosas que no nos esperábamos, una sorpresa es que puede que los granos de polvo sean alargados, no esféricos, preferentemente alineados, y no entendemos el mecanismo. Mucha gente está pensando ahora por qué», expone Manuel Fernández.

Aunque su equipo llevaba una década persiguiendo esta imagen, ha sido gracias a Alma lo que ha permitido captar esta protoestrella situada en la constelación de Tauro, a 480 años luz de la Tierra. «No está tan lejos», afirma Fernández. La nueva imagen mejora con respecto a la anterior de forma sustancial, pues la reciente tiene 2.000 píxeles y la anterior, 80. «Hay un montón de detalle, nuevas incógnitas que se abren, cosas que no están en la naturaleza, y estamos muy contentos, se abren posibilidades, preguntas que responder», asegura Fernández con el entusiasmo de un descubrimiento.

«Los astrónomos empujan a los ingenieros con cada vez mejores imágenes, lo que produce desarrollos tecnológicos, equipos informáticos más poderosos», declara Fernández. Y en gran parte gracias a Alma, el que considera la herramienta humana más costosa de la historia, formada por 70 antenas y que produce más de un terabyte a la hora. Y trabaja las 24 horas del día, ya que es un proyecto multiinternacional y se turna para ofrecer servicio a diferentes áreas. «Las cámaras de los teléfonos móviles están a caballo entre los desarrollos militares y astronómicos. Llevamos al límite los instrumentos y demandamos más», asegura Fernández.

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