Laura Pérez, Ana Ortiz y Carmen Larena posan con los residentes del centro Agustín Verdú y Josefa Armas. SONIA TERCERO

Una mano amiga contra la soledad de los mayores

Un programa pionero en residencias ofrece atención emocional, social y espiritual a residentes, familiares y profesionales

Domingo, 3 de julio 2022, 02:00

En el 'hall' de la residencia de mayores de Lardero hay un trajín animado. Es la hora del desayuno y se escucha la charla de los residentes en el comedor. No hace día para tomar el fresco, pero si lo hiciera la residencia de mayores ... de Lardero cuenta con un hermoso jardín con árboles y rosales en flor. Puede que como cualquier otra residencia. Pero la de Lardero es diferente porque desde el año pasado es el único centro con atención a la exclusión social de toda España. Un hito del que se muestra orgullosa Carmen Larena, trabajadora social del centro. Acompañándola están Ana Ortiz, psicóloga, y Laura Pérez, trabajadora social del Equipo de Atención Psicosocial (EAPS) de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de La Rioja. Son tres de las profesionales que trabajan en el programa para la atención integral a personas con enfermedades avanzadas, que nació en 2008 gracias al convenio firmado entre la Fundación Rioja Salud y Fundación La Caixa. Desde 2021 se amplió al programa de residencias para ofrecer una atención emocional, social y espiritual a los residentes y a sus familias con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en un proceso de enfermedad avanzada. «Consideramos imprescindible desarrollar esta actuación con los residentes y familiares porque es necesario prestar apoyo emocional y al duelo; incluso a los profesionales», apunta el director gerente de Fundación Rioja Salud, Sergio Martínez.

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El programa nace para complementar el trabajo que ya se estaba realizando en las residencias y pretende dar respuesta a la necesidad de una atención centrada en la persona. Las líneas de actuación se basan en la atención psicosocial, espiritual y de duelo a residentes y familiares, también a profesionales en situaciones de estrés y la ayuda a su formación, así como en la promoción de voluntariado para el acompañamiento de residentes. Son los miembros del EAPS los que identifican a las personas con necesidades especiales o demandas y les ofrecen la atención del programa. Su participación es completamente voluntaria. «La base principal del programa es la escucha, el acompañamiento y dar ese espacio al residente, familiar o profesional para poder expresarse, conectar con su diálogo interior y acompañarles en el proceso de las pérdidas. Lo que buscamos es poder estar presentes y generar un entorno y clima seguros», apunta Ortiz, «y la respuesta está siendo muy positiva. Hay una mejora en los pacientes y, sobre todo, agradecimiento, recibo muchas sonrisas y eso es muy gratificante». Además, ofrece asistencia psicológica a los familiares cuyas necesidades se basan con la sobrecarga de los cuidados y la decisión del ingreso. «También hemos atendido a profesionales que precisan, sobre todo, asesoramiento técnico», recuerda la psicóloga.

Durante el primer año del programa se ha atendido a 121 residentes, 85 familiares y 15 profesionales de los tres centros incluidos: el de Lardero, el de Los Manitos de Calahorra y la residencia de Albelda. La respuesta de todos ellos está siendo muy positiva. Tanto es así que se va a implementar un programa de voluntariado en residencias en colaboración con la Federación Riojana de Voluntariado Social. El objetivo es que los voluntarios ayuden y acompañen a los residentes para prevenir la sensación de soledad y organizar actividades que eviten el aislamiento social derivado de residir en un centro.

El perfil de los residentes de Lardero no es el del gran dependiente. Son personas autónomas que realizan actividades y pueden salir del centro. Como Josefa y Agustín. De la mano de Carmen Larena, trabajadora social del centro, sonríen tras la mascarilla y relatan cómo les ha cambiado la vida con la atención psicológica. «De esa forma garantizamos que se sientan cómo en casa y evitamos cualquier situación de conflicto», apunta Larena ante la mirada iluminada de Josefa y Agustín.

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