Manifiesto por un agosto tranquilo
Crónicas venenosas ·
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Crónicas venenosas ·
(Miguel de Unamuno)A mí me gustaban los agostos de antes. No pasaba nada, los políticos descansaban un rato de sus intrigas y los periódicos se volvían flacos y esenciales, cómodos, incluso simpáticos. No había tanta crispación ni tantas banderías y por las páginas de los diarios desfilaban ... noticias interesantes, pero no urgentes, escritas con gusto y hasta con alivio: ¡qué placer poder leer cosas sobre el cosmos o de la naturaleza!, ¡qué alegría perder de vista los argumentarios, los eslóganes, las medias verdades, las mentiras enteras!
Reconozco el mérito que tiene facturar periódicos gordos, repletos de suplementos y secciones, de paginación apabullante, pero me producen cierta ansiedad. Prefería esos diarios veraniegos, solo en apariencia frívolos, que incluían reportajes escritos con cierta paciencia, relatos, entrevistas con gente insólita que decía cosas diferentes... Sé perfectamente (lo he sufrido en propias carnes) lo que cuesta llenar un periódico en un agosto plácido y sesteante, pero también creo que muchas veces el resultado, aunque con frecuencia infravalorado, merecía la pena. Había más vida en el periódico del 13 de agosto -lleno de fiestas regionales, crónicas estivales, historias de gente normal- que en uno cualquiera del mes de febrero, tan saturado de políticos, de dimes y diretes, de correveidiles, de cosas que de pronto adquieren una importancia suprema e incontestable y que en tres días desaparecen como espectros caprichosos.
Me gustaría recuperar esos agostos apenas sacudidos por la actualidad deportiva (¡los Juegos Olímpicos! ¡Los fichajes! ¡Los amistosos de pretemporada!) y desde aquí hago votos por que nuestros amados dirigentes hagan ya las maletas, se vayan al mar o a la montaña y desaparezcan de la vida pública. No seré yo quien les critique si se van de vacaciones: no es sano ni efectivo estar todo el día metido en el mismo torbellino. Hay que saber parar, hay que saber salirse de uno mismo para, siquiera durante unos días, mirar el mundo con perspectiva.
Por eso agradezco públicamente a Sánchez que no haya decidido posponer su cambio de gobierno hasta el mes de agosto, y espero que cunda el ejemplo. Recordarán que el año pasado, Concha Andreu provocó un terremoto cuando aprovechó agosto para cargarse a medio Ejecutivo riojano, dejando sin silla, entre otros, a su propio secretario general, Francisco Ocón. Sigue habiendo muchas cuentas pendientes en el PSOE y hasta dentro del propio gobierno las aguas vuelven a bajar revueltas, pero también en otros territorios suenan trompetas belicosas: Alberto Bretón ya ha anunciado que quiere ser el futuro presidente regional del PP y el otro posible candidato, Alfonso Domínguez, deshoja una margarita que debe de tener más pétalos que los campos de tulipanes de Holanda.
Solo espero que se vayan a la playa o a sus pueblos y nos dejen tranquilos hasta septiembre. Quiero volver a leer este mes de agosto cosas interesantes, simpáticas, incluso frívolas.
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