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Una treintena de personas se han manifestado este domingo en la sede de la Asociación Protectora de Animales en La Rioja (ApaRioja), en Logroño, para pedir que se devuelva al perro Max a su familia adoptiva. La historia, a primera vista parece sencilla: un perro ... abandonado en adopción encuentra a una familia, es adoptado en ApaRioja, se pierde, regresa a la entidad y esta, ahora, se niega a devolver a ese animal a los únicos dueños que ha tenido. Todo se remonta a hace dos años, cuando una camada de cachorros aparece abandonada en Ojacastro y uno de ellos, Max, es adoptado meses después por una familia, precisamente de Ojacastro, en abril de 2019. Sucede que, un año más tarde, los adoptantes perdieron a Max durante un paseo por el monte, al asustarse el perro por unos disparos de cazadores. El animal fue encontrado por otra persona y conducido al Centro Municipal de Acogida de Animales de Logroño, que lo entregó a ApaRioja porque en el microchip de identificación del perro aún figurada la entidad protectora como titular del perro.
Al parecer, al enterarse de la aparición de la mascota, la familia adoptiva trató de recogerlo, incluso reconoce haber mantenido alguna conversación telefónica con miembros de ApaRioja para proceder a la recogida del can, pero algo se torció y la entrega nunca se produjo. La versión de los hechos, como es habitual, difiere según quién la cuente. La familia adoptante asegura que tanto el Ayuntamiento de Logroño como el Gobierno de La Rioja han intentado mediar en el conflicto, instando a encontrar una solución, y, al parecer, sin fruto. También ha denunciado ante la Guardia Civil la supuesta «apropiación indebida» del perro por parte de ApaRioja, caso que se sobreseyó, a pesar de que el fiscal del Juzgado de Instrucción 2 de Logroño, según la documentación de la familia adoptante, recomendaba continuar con el procedimiento al constatar que había «indicios suficientes para una posible apropiación indebida al no haber entregado el perro que es, supuestamente, propiedad de la denunciante».
Después de haber pedido la entrega del animal por distintos cauces y de distintas maneras, sin el resultado esperado, la familia ha reunido más de 5.200 firmas a través de la plataforma Change.org y lo último ha sido este acto de protesta en la sede. Actualmente, Max permanece en el refugio de ApaRioja, que hace un año hizo pública su versión de los hechos, igual que la familia adoptante, a través de las redes sociales. «Desde que fue acogido este animal, y a pesar de habérselo comunicado en diferentes ocasiones, la interesada no ha realizado el cambio en el Registro de Animales de Compañía, única y exclusivamente por falta de voluntad. El procedimiento es tan sencillo como ir con el impreso cumplimentado a nuestro veterinario colaborador», explica ApaRioja sobre la titularidad del perro, de la que informa el microchip identificativo.
Además, la asociación protectora asegura que la adoptante «ha incumplido todos los compromisos adquiridos hacia el animal que están recogidos como obligaciones en la Ley de Protección Animal de La Rioja» y «muestra una continua negligencia en su cuidado, dejando que el perro se escape continuamente, circule por las carreteras y haya terminado, varias veces, en el Centro de Acogida de Animales». Por último, ApaRioja advierte de que tomará «las decisiones que considere oportunas, siempre en beneficio del animal, sin tener en cuenta otras consideraciones o dejarse influir por presiones de ningún tipo». Consultada sobre el caso tras la concentración de protesta de hoy la presidenta de ApaRioja, Carmen Faulín, señala que «el tema está judicializado y cuando termine, no antes, daremos toda la información».
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