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Un centenar de personas se manifestaron este viernes, y volverán a hacerlo el 6 de agosto, en El Espolón de Logroño, frente al Palacete del Gobierno de La Rioja, ante «las precarias condiciones laborales» de las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio. El sindicato ... CCOO, convocante de la concentración, exigió mejoras en las licitaciones de los contratos a fin de aumentar los salarios y reducir la precariedad. «¡No somos grúas, somos auxiliares!» fue uno de los cánticos que se realizaron.
José Antonio Torres, secretario general del Hábitat de CCOO de La Rioja, expuso que «el salario que tienen actualmente es prácticamente el mínimo interprofesional, con un convenio colectivo estatal roto; lo que se demanda es un incremento acorde con la situación actual, así como unas condiciones de trabajo dignas». «Las empresas ningunean a las trabajadoras con los desplazamientos porque para algunos que cuestan 20 minutos les dan 5 y tienen que volar, así que demandamos que las Administraciones públicas pongan una solución. Las licitaciones están saliendo con precios muy bajos y algunas adjudicaciones se hacen prácticamente con bajas temerarias», expuso José Antonio Torres.
Y es que, según expuso el secretario general del Hábitat de CCOO de La Rioja, aunque se dedican más horas en dependencia, en mancomunidades, «eso no se traduce en unas mejores condiciones de las trabajadoras». Eso sí, Torres tiene la esperanza de que el Gobierno de La Rioja llegue a un acuerdo con las mancomunidades. Cabe señalar, además, que el problema es mayoritariamente femenino. «El 98% son mujeres. Y no es casualidad que un sector tan feminizado tenga esas condiciones. La mujer, a menudo, es la gran perjudicada en las condiciones laborales», criticó Torres.
Una mujer que cogió el micrófono y habló en público durante la manifestación exclamó: «Nos tratan como chachas cuando hemos tenido que hacer cursos de formación durante un año. Nos tratáis como el felpudo de vuestras puertas. ¿Qué sería de los pacientes si no fuésemos nosotras a cuidar a los pacientes, a darles de comer y a sacarlos a pasear»; si bien después explicó que era limpiadora con más de 40 años de experiencia y acudía a apoyar a sus compañeras. «El sector está muy enfadado y tiene razones para estarlo», concluyó José Antonio Torres.
Luz Stella Padua Quintero | Trabajadora de 52 años
Luz Stella Padua Quintero, de 52 años, trabaja en el SAC de Calahorra y declaró que «no nos pagan el desplazamiento, tenemos que hacer muchas horas y no tenemos un salario digno». «Hay muchas personas que se aprovechan del trabajo que tenemos, no entienden que la ayuda a domicilio es un apoyo a personas enfermas, discapacitadas y mayores, pero no somos empleadas de hogar, cumplimos con una tarea de apoyo para los Ayuntamientos», señaló Luz Stella, quien lucha junto a sus compañeras por un salario digno, por una mejora salarial. «No estamos valoradas, este sector es muy precario. Durante la pandemia hemos sido trabajadoras esenciales y estamos en lucha para que se nos considere como creemos que merecemos», advirtió esta trabajadora de ayuda a domicilio.
Ana Isabel Ordóñez | Trabajadora de 43 años
Ana Isabel Ordóñez, de 43 años, es auxiliar de ayuda a domicilio en DomusVi, en Logroño, y reivindica que «en siete años nos han subido 37 euros el sueldo, que pasa por poco el mínimo interprofesional, es una vergüenza, no nos llega para comer, porque ese salario es para las jornadas completas, y son muy pocas, solemos tener jornadas parciales, y mi sueldo es poco menos que ridículo». «No podemos sobrevivir con jornadas parciales y un salario que no paga todo lo que hacemos: vamos a vuestras casas, cuidamos de vuestros mayores, hacemos la limpieza diaria básica de las personas, los sacamos de paseo, damos servicios a menores... Queremos todo pagando lo mínimo», subraya Ana Isabel, denunciando que «no se tendría que haber llegado a los límites de precariedad que hay en este servicio público».
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