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Cuenta la tradición oral que un senador romano viajó de Calahorra a Torrecilla en Cameros a cuidarse en sus baños. En 1828 el 'Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal' describe un manantial en Torrecilla con aguas minerales y termales que producen efectos beneficiosos en enfermedades del estómago y en el mal de orina. En 1861 se declaró el manantial de utilidad pública y se empezó a utilizar como balneario natural, bajo la denominación de Riva Los Baños, hasta 1941. Después, en 1974, la familia Achiaga junto otros empresarios riojanos compró los derechos y crearon una sociedad.
La planta de Peñaclara en Torrecilla en Cameros cumple este domingo, 2 de junio, 50 años. En los años 70 el pueblo camerano continuaba perdiendo población después del traslado de su principal fábrica, Muebles Pascual Salcedo, a Viana en 1969, lo que supuso que 160 familias emigrasen a Navarra para no perder el empleo y que el pueblo redujera su población a la mitad. El declive duraba décadas después de que a principios del siglo XIX la localidad tuviese seis fábricas de paños y alcanzara los 2.000 habitantes (actualmente 434). En medio de esa despoblación irremediable, en 1974, la familia Achiaga impulsó la creación de una planta embotelladora de agua mineral en Torrecilla.
«En los años iniciales la planta ayudó a no perder más población, al mismo tiempo que la marca fue ganando prestigio en base a unas características que son únicas en el mundo: un agua de una calidad contrastada que la han reconocido estudios realizados por entidades ajenas a la propiedad de Peñaclara y que hemos ido recopilando a lo largo del tiempo», expone el empresario riojano Guillermo Briones Godino, presidente de Mineraqua, actual propietaria de Peñaclara.
La planta ha contado con varios propietarios, los últimos, Guillermo Briones y la familia Fernández de Manzanos, que sucedió al socio José Arozamena, pero la compañía ha pasado por las manos de las multinacionales Bodegas y Bebidas (Pernod Ricard) y Nestlé hasta llegar en 2007 a manos de Mineraqua, firma fundada por el torrecillano Guillermo Briones y que embotella agua de dos manantiales, el de Peñaclara y el de San Millán, correspondientes a sus dos marcas, produciendo más de 20 millones de litros.
Peñaclara también ha pasado por dos crisis muy serias en los últimos diecisiete años, destaca Guillermo Briones, la del 2008 y la de 2020, en las que la demanda cayó «muy profundamente», pero «con el sacrificio de todos, muy en especial de sus trabajadores, al pie del cañón, hemos conseguido superarlas satisfactoriamente». En 2007 se barajó el despido de quince de los 39 empleados, después de que en 2004 llegase a sumar 45, al haber alcanzado en 2002 su mayor producción hasta entonces con 26,4 millones de litros. Fue aquella una época de agua dulce para Torrecilla, con dos plantas que propiciaban muchos empleos en el municipio. La otra fue la piscifactoría, que llegó a dar trabajo a una decena de personas, con un permiso de explotación que fue de 1968 a 2017.
Actualmente Peñaclara cuenta con 29 trabajadores (cinco de ellos temporales), produce 25 millones de botellas al año, de las cuales solo cinco se consumen en La Rioja, el resto se exportan, sobre todo, a País Vasco y Navarra, alcanzando una cifra de negocios en 2022 de 4.823.963 euros. «Nos sentimos muy orgullosos de lo que estamos haciendo, y nos encontramos bien arropados por todos los riojanos que nos demuestran su cariño constantemente. Es una gran suerte que desde siempre hayamos tenido visitas de todos los colegios de La Rioja, porque todos esos alumnos se acuerdan de su visita con mucho cariño», advierte Guillermo Briones.
El doctor Ildefonso Zubía analizó y e incluyó el manantial en el 'Anuario de las aguas minerales de España' (1877). Y el médico Nicolás Escolar ensalzó las características mineromedicinales del manantial afirmando que propiciaba la «curación de las dolencias crónicas del tubo digestivo y del aparato genitourinario [...], provechosas contra dispepsias varias, gastralgias y pirosis [...], en baños beneficiosas para individuos linfáticos y escrofulosos o con afecciones cutáneas de carácter eccematoso o pruriginoso».
El agua del manantial de Peñaclara emerge desde más de 500 metros de profundidad, de forma natural y constante en flujo, unos 7 litros por segundo a 22,9 grados, filtrada por las rocas de Peña Seto y a orillas del río Iregua. Desde hace más de una década Peñaclara ronda la idea de recuperar el balneario, pero el proyecto no se ha materializado. Lo que sí ha conseguido es que el agua de Peñaclara se convierta en un signo de identidad de La Rioja, como el vino. Y es que esta es la única planta embotelladora de agua mineral de la región.
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Estíbaliz Espinosa | Logroño
Carmen Nevot | Logroño
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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