Luis Álvarez | Presidente de la Cocina Económica

«Viene gente con trabajo a la que no le da ni para pagar los alimentos»

– ¿Qué supone para usted coger el testigo de su padre?

– Significa mucho. Supone dar continuidad a su gran labor. Como dijo en una ocasión la consejera de Salud y Servicios Sociales, todo el mundo debería coger una bandera social en algún momento y dedicarse a los demás. Creo que esa frase está muy bien: mi padre fue primero un gran profesional médico y, cuando se jubiló, cogió esa bandera social en diferentes asociaciones hasta que llegó a la Cocina Económica.

– Y ahora le toca a usted ser la cabeza visible de la organización.

– A mi padre le tomó el relevo Emilio Carreras Castellet y, después de 15 años toca otro cambio, igual que será necesario dentro de un tiempo cuando venga otra persona con ideas nuevas, con otra fuerza o con otra edad incluso.

– Llega al puesto en un momento en el que el reparto de menús no para de crecer, situándose por encima de los 115.000. ¿Son tiempos complicados?

– Esto va en aumento. Ha habido un crecimiento importante (un 28% con respecto al año anterior) y además el perfil de los usuarios está cambiando. Vienen hasta personas con trabajo que demandan ayuda porque no les llega ni para los suministros ni para los alimentos. El panorama internacional está ayudando bastante poco y, si en su día vinieron ucranianos, ahora han llegado ya rusos y también pueden venir palestinos y personas procedentes de otros lugares en conflicto. Nosotros tenemos que seguir avanzando; las asociaciones hemos de dar un paso adelante, acompañadas por la administración y por la sociedad civil.

– ¿Qué papel han de jugar los ciudadanos?

– Es importantísimo que se involucren para tratar de no estigmatizar al pobre o al que está en riesgo de exclusión. Hay que empezar a normalizar que hay personas que sufren pobreza y es necesario hacerlo desde la educación. Debemos mentalizar a los jóvenes de que esto existe, que está creciendo y que todos tenemos que echar una mano.

– ¿No es la sociedad lo suficientemente solidaria?

– Sí lo es y así lo comprobamos en la pandemia, por ejemplo. Cuanto más grande es la crisis, más solidaria se vuelve. Lo que pasa es que hay una solidaridad muy cómoda, que se traduce en 'yo tengo tanto, lo doy y ya está' y luego hay otra que supone una implicación de manera regular. Hay que intentar fomentarla.

– Las peticiones de menús aumentan pese a la implantación de ayudas como el Ingreso Mínimo Vital, ¿cómo se explica eso?

– Hay apoyos, pero seguramente no son suficientes. Ha subido la vida, todo está carísimo y las ayudas y los salarios no se incrementan en la misma medida.

– Cuando habla del cambio de perfil de las personas que acuden a la Cocina Económica, ¿también se aprecia una mayor presencia de mujeres y jóvenes?

– Así es. Hay más mujeres y jóvenes. Es todo fruto de la situación precaria de la sociedad. Los jóvenes son los que más lo pagan.

– Además del comedor, cuentan con servicios como el de alojamiento en los que también están aumentando las solicitudes.

– Efectivamente. Por eso nosotros estamos ofertando cada vez más plazas y acabamos de hacer, por ejemplo, cuatro apartamentos para familias. Tenemos diferentes programas, incluido uno para los 'sintecho'. En ese sentido, creamos el edificio que lleva el nombre de mi padre y que lo cedimos a la ciudad de Logroño. Todos los programas de alojamiento son necesarios y aun así seguimos viendo gente en la calle y mendicidad.

– Y para abordar todas estas solicitudes, la Cocina Económica cuenta con empleados y voluntarios. ¿Son suficientes personas o necesitan más?

– Gestionándolos bien son suficientes, pero siempre es necesario contar con más. Para nosotros, como hemos hablado antes, resulta esencial que la sociedad se involucre. Siempre viene bien contar con más gente y si en algún momento es necesario contratar a más personal, lo haremos.

– Y con todo este contexto, ¿qué objetivos se marca?

– Siempre me dicen que tengo que ponerme metas, pero no me las he planteado. El objetivo principal es que la Cocina Económica siga como hasta ahora y creciendo en función de la demanda. Tenemos en estudio, por ejemplo, un proyecto relacionado con la soledad no deseada y con las personas mayores que están a la espera de una plaza en una residencia pública y no pueden llevar esa espera con dignidad. Se les podría ayudar bien económicamente o incluso ofreciéndoles un recurso residencial. Lo estamos valorando y para ello estamos interesados en el edificio contiguo que está ocupando el centro de salud. No sabemos si se va a quedar sin actividad, pero si es así nosotros sí estaríamos interesados en darle un fin social.

– Ya hemos hablado de las peticiones a la sociedad, pero ¿tiene alguna para los políticos?

– Más que nada que regulen bien las ayudas como la Renta de la Ciudadanía o el Ingreso Mínimo Vital. Que no exista tanta burocracia. Aparte de eso, nos gustaría que se desarrollara el reglamento del concierto social. Es un instrumento que nos da más seguridad y más autonomía a la hora de gestionar las acciones sociales. El anteproyecto se redactó en enero de 2023 y se debería desarrollar de una vez por todas, como ha ocurrido en otras comunidades vecinas. Además, estaría muy bien colaborar con otras entidades, como la Escuela de Hostelería de Santo Domingo, porque ambas partes podríamos complementarnos.

– Este año la Cocina Económica cumple 130 años, ¿cómo le gustaría que se recuerde a la organización que ahora preside?

– Queremos que se incida en que la Cocina Económica es mucho más que un comedor social. Tenemos alojamientos o un gran centro de Educación Infantil, por ejemplo. Después de 130 años, que sigamos cada día aquí es un logro.