Borrar
Con los amigos, en Panzares. Esmeralda Echávarri, Raquel Goñi, Conchi Martínez, Eduardo Gorri, Javier Chivite, José Antonio Razquin, Javier García, Ignacio Olaz y Vicky Satrústegui. SONIA TERCERO.

Un lugar para el reencuentro

Turismo rural ·

El puente de la Inmaculada está poniendo el broche dorado al año de oro de las casas rurales en La Rioja. La pandemia ha propiciado que los turistas vuelvan la mirada al interior del país, lejos de la costa y de las aglomeraciones

Carmen Nevot

Logroño

Martes, 7 de diciembre 2021, 15:41

El año pasado no pudo ser. La pandemia truncó el habitual reencuentro del puente de la Inmaculada. Se ultimaban los ensayos de Pfizer y Moderna y La Rioja había cerrado sus fronteras para frenar el avance de la segunda ola del coronavirus. Ni se podía salir ni se podía entrar. El viento soplaba de proa. La llegada de las vacunas cambió las reglas del juego y resucitó la confianza en los encuentros perdidos. Y este año, como los de antes de que el coronavirus irrumpiera en nuestras vidas, Mario, Blas, Eva, Elena, Isabel, Gonzalo, Noelia, Jorge y toda su 'prole' han recuperado una tradición que arrastran desde hace ya unos cuantos otoños, aunque en los primeros tiempos eran ocho, hoy son quince y van camino de dieciséis. Antes les bastaba con tres coches, hoy necesitan casi un autobús.

Para esa cita, a camino entre Barcelona y el pueblo toledano de Torrijos, en esta ocasión han elegido Torrecilla en Cameros, una casa rural al otro lado del puente sobre el Iregua. En plena sierra riojana han instalado estos días su cuartel general en el que refugiarse con seguridad cada día.

Amigos prácticamente desde que gateaban en la guardería, se confiesan «muy fans» de las casas rurales, cuenta Mario Jiménez, improvisado portavoz del grupo. «Había ganas de darse unos abrazos», cuenta, así que solo era cuestión de mirar en el mapa los puntos equidistantes entre la ciudad condal y Toledo. La Rioja estaba ahí y era una buena opción «porque también nos gusta mucho la gastronomía y el vino». Es la primera vez que eligen esta región para su encuentro y, entre sus planes, visitar las cuevas de Ortigosa, Logroño o «simplemente dar una vuelta si el tiempo lo permite»... pero sobre todo que los pequeños «jueguen, correteen y los padres disfrutemos de la tranquilidad que da no tener que estar pendientes de ellos por los coches».

La pandemia este año no se ha interpuesto en su camino, quizá porque, aunque da respeto, ya no aterra. «Todo con precaución, además estamos todos vacunados», comenta Blas Sánchez.

También La Rioja ha sido el destino este año para Esmeralda Echávarri, Raquel Goñi, Conchi Martínez, Eduardo Gorri, Javier Chivite, José Antonio Razquin, Javier García, Ignacio Olaz y Vicky Satrústegui. No es la primera vez en esta tierra, pero sí es la primera que van a una casa rural en Panzares.

Es sábado, pasan las dos de la tarde, y entre chorizo de Mendigorría y unos chatos de vino, preparan un buen calderete. Son de Navarra, amigos desde la infancia y hace un lustro se plantearon reunirse cada año en una casa rural durante este puente. Llegaron el jueves porque el viernes era San Francisco Javier, festivo en la Comunidad Foral, y desde entonces ya han visitado varios de los enclaves más singulares de la sierra.

El año pasado la pandemia les impidió juntarse, pero este, cuenta Esmeralda, no lo han dejado pasar. Es una buena forma de cultivar esa amistad que les une desde hace décadas.

A la izquierda, José Joaquín Sanz, dueño de la casa rural Villa Liquidámbar, en Torrecilla. A la derecha, de arriba a abajo, un grupo de turistas visita con la aplicación de realidad virtual el castillo de San Vicente; visitantes en las cuevas de los cien Pilares, en Arnedo; y varios amigos salen de la casa rural en Torrecilla para dar una vuelta por el entorno con los más pequeños. S. T. / M. C./ S. S.

Pese a las restricciones, el 2020 no fue un año perdido para las casas rurales, que en julio empezaron a recuperar el pulso perdido después de tanto encierro. Pero este año, sin duda, este tipo de alojamientos está viviendo una época dorada. «Está siendo el año de la recuperación del turismo rural en esta comunidad y en toda España», afirma José Joaquín Sanz, presidente de la Asociación de Casas Rurales de La Rioja (Ascarioja) y propietario de la casa rural Villa Liquidámbar, en Torrecilla en Cameros.

El verano pasado fue «buenísimo». Todos los destinos de interior tuvieron éxito. «Fue una reacción del turista, por un lado, porque no podía ir a ningún sitio y por otro, porque la gente quería estar en la naturaleza, quería salir de la ciudad y estar en un entorno natural y los pequeños pueblos de La Rioja hemos podido realizar una gran oferta». Eso ocurrió el verano pasado y llegó el otoño y «la gente continuaba con ganas de estar en un entorno natural». Tanto, que este puente de la Inmaculada está siendo «excepcionalmente bueno», con una ocupación que roza el 100%.

La pandemia ha propiciado una mirada al interior del país, pero «el ser humano olvida rápido» y, por tanto, Sanz entiende que concierne a todos los responsables del turismo de La Rioja «asegurarse de que eso no ocurra y eso significa promoción». «Tenemos que decirle al turista que hay mucho que descubrir aquí porque, aunque nos duela, seguimos siendo desconocidos».

Un grupo de navarros picotea chorizo de Mendigorría regado con vino, mientras preparan calderete en la casa rural Senderuela, en Panzares. A la derecha, Jorge Ceca, junto a uno de los niños del grupo de quince personas que pasan el puente en Torrecilla. S. TERCERO

Roberto Pérez García, dueño de la casa rural Senderuela, en Panzares, también está disfrutando las mieles de un tipo de turismo en auge. Abiertos desde hace trece años, es testigo de primera mano de que este año «se ha trabajado mucho y bien». Incluso ya tienen reservas para Navidad. «Aquellos que iban a la costa a las aglomeraciones, ahora buscan los pueblos pequeños, se sienten muy seguros y una vez que lo conocen, se están sorprendiendo mucho», señala.

En el yacimiento arqueológico de Contrebia Leucade informa Sanda Sainzhan recibido reservas principalmente de turistas de la región que quieren conocer esta joya del patrimonio de La Rioja y su centro de interpretación. Y en Arnedo, las cuevas de los cien pilares siguen atrayendo a numeroso público y para este puente tenían al menos 550 reservas. El 25% de La Rioja y el resto de otras regiones. En El Redal, Eva, de la casa rural La Zaranda, tiene alojados a 9 madrileños de viernes a miércoles que van a visitar diferentes lugares estos días.

Tanto en Haro como en los alrededores informa María Carolos alojamientos tienen casi todas sus plazas cubiertas para este puente. San Vicente de la Sonsierra, Briones y Casalarreina son las localidades más demandadas para el turismo rural en la comarca. Las visitas en San Vicente de la Sonsierra son uno de los planes más demandados en la comarca.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Un lugar para el reencuentro