Cinco años después

Lucía y Adrián viven la celebración que el covid suspendió

Lucía Oyaga Martínez y Adrián Grijalba Martínez tenían todo organizado hace cinco años para casarse. Ambos contaban los días para que llegara ese esperado 28 de marzo de 2020 y celebrar su boda civil en Laguardia. Estaban muy ilusionados, pero ese sentimiento se convirtió, de un plumazo, en «locura e incredulidad» a causa del covid y de la declaración del estado de alarma solo dos semanas antes de esa fecha. No se podía salir de casa y, por lo tanto, el enlace tuvo que suspenderse, dejando así en la pareja una «espinita clavada» que este viernes ha desaparecido por completo. Porque, otro 28 de marzo pero cinco años más tarde, Lucía y Adrián celebran su amor «a lo grande».

Los dos jóvenes recuerdan ahora con una sonrisa cómo vivieron aquellas jornadas de hace un lustro. «No nos creíamos lo que nos estaba pasando», rememora ella. «Nos pilló de sopetón, con los regalos encima de la mesa de casa y a falta solo de los últimos preparativos», añade para explicar después que, en un principio, retrasaron la fecha al 17 de octubre. «Pero vimos que no lo íbamos a poder celebrar en condiciones y no queríamos vivir ese día de malas maneras», cuentan.

Ante esa realidad, volvieron a posponer el evento y lo pasaron a marzo del año siguiente, pero Lucía se quedó embarazada y el alumbramiento estaba previsto para fechas muy próximas al enlace, así que se canceló de nuevo. «Y llegó un momento que decidimos dejar esa idea de la celebración a un lado definitivamente», exponen.

No lo pudieron festejar como tenían pensado, pero Adrián y Lucía sí que disfrutaron de aquel 28 de marzo «de una manera diferente». Desde casa. «Durante la semana, fuimos mandando mensajes a todos los invitados con lo que tenían que ir preparando y el día de la boda todos tenían menús especiales, estrenaron vestidos e incluso hubo gente que en la parte de arriba llevaba puesto el traje de fiesta y por debajo, el pijama», enumera Lucía. «Hicimos videollamadas con todos los invitados y escuchamos una 'playlist' de canciones común», apostilla él. No era lo que tenían previsto, pero la pareja afirma que disfrutó «un montón» de ese día. «Y la gente lo agradeció mucho», apuntan.

Meses más tarde, cumplieron con el trámite legal en el Ayuntamiento. Firmaron los papeles, pero no pudieron vivir la fiesta posterior, algo que quedó pendiente... hasta este viernes. El restaurante Delicatto acoge una boda civil simbólica que culmina con la pertinente cena y una gran celebración. Si hace cinco años la lista de invitados incluía 180 nombres, en 2025 el número no ha variado demasiado. «Somos prácticamente los mismos», se congratulan después de explicar que, tras pensar en «hace algo sencillito» en esta nueva fecha, al final se «han liado la manta a la cabeza» para vivir una boda a lo grande. «Como la primera», apostillan.

Sí que ha habido dos invitadas nuevas: Vega y Paula. Una tiene cuatro años, la otra año y medio y son las hijas de la pareja. «Van a ser totalmente protagonistas», certificaba antes del evento su madre, quien cuenta también que han necesitado contratar a una 'wedding planner' para la ocasión. «Con dos hijas, teníamos muy poco tiempo para planificar todo y, gracias a Bea, de 'Sweet Emotion' hemos podido hacerlo», se congratula.

Con todos esos ingredientes, y coincidiendo con el décimo aniversario de su relación, Adrián y Lucía celebran su amor. Cinco años más tarde de lo previsto, pero con la misma ilusión. «Hay que festejar que después de una pandemia y de dos hijas, seguimos juntos», bromea la pareja, que no podrá disfrutar de la posterior luna de miel, al menos no en el futuro más cercano. «No tenemos quince días de permiso y el lunes toca volver a trabajar», cuentan. «Ya viajaremos en Semana Santa o en verano, eso es lo de menos», concluyen.

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