Loyola fotografía una boda de postín

El padre era Evigdio Moras, un emprendedor riojano que hizo «las américas» como indiano en Filipinas, donde contrajo matrimonio con Brígida Vicente, de origen asiático.

De regreso a España, se instaló Moras en un palacete de Bretón de los Herreros con San Agustín, muy popular entre los logroñeses por las lujosas fiestas que allí se celebraban.

Poseía don Evigdio, además, una extensa finca agrícola en la localidad de Cihuri y un palacete llamado El Priorato, hacienda que a punto estuvo de cambiar el desenlace de la II Guerra Mundial. Pero esa es otra historia en la que ya profundizaremos más adelante.

Concluida la contienda fratricida, la relación sentimental Gatti-Moras desembocó en boda el 10 de mayo de 1939. La ceremonia religiosa se celebró en Santiago el Real, en cuya puerta principal fue desplegada una gran alfombra roja, en medio de una enorme expectación popular en los alrededores.

Así lo relataba el periódico Nueva Rioja: «La señorita Moras, que llevaba un gran ramo de flores, vestía elegantísimo traje blanco, de piel de ángel, con velo y larga cola (...) El señor Gatti vestía uniforme de gran gala, con faja azul de Saboya.

Tras la boda, oficiada por el obispo de la diócesis Fidel García, el convite tuvo como marco el Grand Hotel. Y al finalizar el banquete, y antes de que los novios salieran para San Sebastián a disfrutar de su luna de miel, desde donde se trasladarían a Roma para fijar allí su residencia, llegó la foto de familia en la fachada del propio hotel.

Y ahí viene la foto de la foto. El doctor Loyola inmortalizó al joven matrimonio con una imagen centrada en la nueva pareja, con una expresión y una nitidez dignas de un maestro.

En la otra fotografía, que conserva la familia Gatti-Moras, además de observar a muchos de los presentes en el ágape, en el ángulo inferior izquierdo se ve precisamente a Julián Loyola tirando planos más cortos.

Loyola retrató la retaguardia de la Guerra Civil en La Rioja y, por su amistad con otros fotógrafos italianos, es fuente imprescindible de la documentación de la época. La Casa de la Imagen de Logroño lleva años investigando su trayectoria y su obra.

Protagonizando una brillante carrera política, Gatti llegó a convertirse al final de la II Guerra Mundial en secretario particular de Benito Mussolini; y con el fue fusilado cerca de Milán, dejando viuda a su esposa y a tres hijos de muy corta edad.