Logroño se suma a la ola y castiga el modelo Hermoso de Mendoza

Tampoco Pablo Hermoso de Mendoza, que sin embargo sí protagonizó la legislatura más polarizada que se recuerda en la ciudad, con el modelo de movilidad sostenible por bandera. La bicicleta, así, acabó centrando el debate público de la ciudad, aunque queda por saber si pesó realmente en el voto. Los datos no muestran que al PSOE en Logroño le fuera sustancialmente peor que en el resto de la comunidad: el porcentaje del voto fue muy parecido en ambas elecciones.

En cualquier caso, Conrado Escobar pudo por fin poner broche a una trayectoria política más que larga con una alcaldía por mayoría absoluta. Al igual que Gonzalo Capellán, el nuevo alcalde esquivó uno de sus mayores miedos, que era acabar dependiendo de Vox, un partido bastante alejado de su talante político, poco dado a estridencias. Y al igual que en el parlamento regional, los ultraderechistas entraron en el salón de plenos municipal con dos sillones que, en realidad, no les producen demasiado rédito y les condenan a un papel más bien secundario.

Por detrás de ellos, y una vez consumada la esperada desaparición de Ciudadanos (de 4 a nada, igual que en el Parlamento) quedaba por ver qué futuro les quedaba a los otros dos socios del tripartito que presidía Hermoso de Mendoza.

Podemos-IU, igual que en el Parlamento, aguantó el tirón y se quedó ligeramente por encima del 5%, aunque aquí el reparto sólo le dio un concejal. Y por el PR+ Rubén Antoñanzas consiguió aferrarse al altavoz de más relevancia que le queda a los regionalistas. Todos sin embargo, en el papel más amargo: el de oposición de un alcalde con mayoría absoluta.