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ARANCHA JODRA
Sábado, 31 de agosto 2019, 21:18
Tras haberse graduado el pasado mayo en Relaciones Internacionales y Traducción e Interpretación, por la Universidad Pontificia de Comillas, la riojana Vega Izquierdo decidió trasladarse a Bruselas en verano.
Durante dos meses ha estado trabajando, con un contrato de prácticas, en su ámbito ... de estudio en la capital europea, en la empresa 'Agrer', la española 'Typsa'. El motivo por el que decidió aventurarse a seguir formándose en el extranjero fue que «era una buena oportunidad para aprender más sobre la cooperación internacional».
'Agrer' es una consultoría internacional que recibe los proyectos que la Comisión de la Unión Europea planea realizar en determinados países. Vega ha trabajado en el 'Área de Comunicación y Visibilidad' y de 'Contratos Marco'. A través del programa 'Developement Aid', la logroñesa busca los currículos de expertos en las áreas de los distintos proyectos europeos y se pone en contacto con ellos.
Uno de los retos «más difíciles» a los que se ha enfrentado durante su estancia en Bruselas es «el uso del francés en el ámbito laboral», reconoce. A pesar de haber estudiado el idioma toda la vida en el colegio y también en la universidad, «no deja de ser un desafío a la hora de hablarlo profesionalmente».
Aunque asegura que «la calidad de vida en España es mucho mejor», Bruselas brinda la oportunidad a los estudiantes de «conocer a gente con culturas de todo el mundo, algo que es muy enriquecedor», matiza Vega.
La clave cuando los jóvenes salen del país es «rodearse de un ambiente internacional para conocer a gente muy interesante y aprovechar al máximo la experiencia que vivimos», afirma.
Además, Bélgica es «un país pequeño» que cuenta con «un buen sistema de transporte público y permite desplazarse cómodamente a conocer otras ciudades como Gante o Amberes». Esto, sumado al hecho de que se trata la capital europea, «garantiza que el país esté muy bien enlazado con el resto de países del continente», explica.
Aun así, el choque cultural «se nota bastante», no solo por los horarios en las comidas diarias, sino también porque, a su juicio, «los belgas son muy reservados e individualistas».
Para su ámbito profesional, «Bruselas es el lugar ideal donde formarse y ganar experiencia», asegura. Aunque ha echado de menos La Rioja durante el verano, tierra donde quiere «vivir de mayor», reconoce que sí que le gustaría volver durante un par de años a trabajar porque «hay muchas oportunidades».
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