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«A la vista del carácter claramente descendente del caudal del río Ebro volviendo a tener un valor más habitual y que la punta de ... la crecida ya ha pasado, se procede al fin la Fase de Preemergencia prevista en el Plan Especial de Protección Civil de la Comunidad Autónoma de La Rioja ante inundaciones (INUNCAR)». Con ese mensaje colgado en las redes sociales del SOS Rioja se pone fin al aviso por la crecida del río a su paso por La Rioja. Un episodio que apenas ha dejado problemas en la comunidad autónoma.
El Ebro aumentó su caudal en La Rioja durante las primeras horas de este martes, continuando así con la tendencia de la jornada anterior, pero ni se llegaron a los máximos previstos por los organismos competentes ni, a excepción de leves desbordamientos en zonas concretas de La Rioja Alta y de Logroño, registraron mayores complicaciones.
La tranquilidad fue una constante durante la jornada del martes, en la que estaba previsto el pico de la crecida. Así, en la zona del embarcadero sí se apreciaba un aumento importante del caudal con respecto al día previo, aunque sin llegar ni a los caminos cercanos ni mucho menos a los negocios y domicilios de la zona. «Todo está perfecto, como si no hubiera pasado nada», respondían desde El Rincón de Julio a la pregunta de si había registrado algún percance.
El mismo punto, este martes, día 10
El Ebro, en la zona del embarcadero, el lunes día 9
El río, eso sí, bajaba bravo. Arrastraba en su camino troncos pesados que movía como si de livianos matorrales se trataran. Esa fuerza se hacía más patente en las cercanías de la plaza de toros de La Ribera, junto a la central minihidroeléctrica. Hacía allá se han dirigido, de hecho, numerosos curiosos que querían llevarse un recuerdo de ese momento. Todos coincidían en algo. La imagen era llamativa, pero no tenía nada que ver con otros episodios de inundaciones registrados previamente en la ciudad.
«Otras veces ha bajado más bestia, pero es bonito ver la fuerza que tiene la naturaleza», exponía Eduardo, quien paseaba con su perro por el parque del Ebro. «Hubo un año que se inundó todo esto, pero parece que ahora, por fortuna, no va a ocurrir lo mismo», añadía. Junto a él, estaba otro vecino de la capital riojana, Ernesto. Bien abrigado, puesto que el frío era patente y las nubes dejaban escapar por momentos algunas gotas, el transeúnte aseguraba que otras veces había visto bajar el Ebro «con bastante más agua». Aun así, y recordando lo ocurrido en Valencia hace solo unas semanas, avisaba: «El agua no tiene control; hay que tener cuidado».
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Solo un punto sirvió de excepción a la ausencia de desbordamientos, aunque tampoco se generaron complicaciones. En la desembocadura del Iregua sí que aparecían algunas cintas policiales para cortar el paso por caminos que pudieran verse inundados por la crecida. Algunos de ellos, de hecho, fueron anegados por el agua, con bancos a medio cubrir y patos y aves aprovechando la circunstancia para ampliar su presencia en la zona. Cerca, un vecino de Varea aprovechaba para sacar unas fotos con su cámara. «Hay agua, pero no mucha; en febrero, por ejemplo, hubo más», comentaba para explicar después que en otras ocasiones las huertas cercanas se habían visto afectadas y esta vez no era así.
Ver 11 fotos
De cualquier modo, desde el Consistorio de la capital riojana se recomendó mantener las medidas de prevención necesarias en las zonas inundables en las jornadas sucesivas, así como extremar las precauciones en las inmediaciones de los parques del Ebro y del Iregua, ante las posibles lluvias.
Una situación similar a la del entorno de la desembocadura del Iregua es la que se vivió en algunos puntos de La Rioja Alta. Pequeños desbordamientos, pero sin provocar problemas. Los habituales en episodios como este. Así, según informa María Caro, el agua abandonó su cauce en puntos de Briñas y de Haro. En la primera localidad llegó al paseo que hay junto al río y en la segunda, a la zona de huertas que se ubica junto a la carretera de Vitoria, la N-124.
En La Rioja Baja, por último, el refranero volvió a cumplirse: el Arga y el Aragón volvieron a hacer al Ebro señor. Las aportaciones de los afluentes navarros, engordados por las lluvias y nieves de los últimos días, tuvieron como consecuencia este martes una crecida matutina ordinaria del Ebro a su paso por Alfaro, que alcanzó la madrugada del lunes al martes su cota máxima con 1.610 metros cúbicos.
Ante la crecida, las actuaciones de la iniciativa Ebro Resilience volvieron a dar resultado, ofreciendo más de 80 hectáreas de espacio fluvial en cuatro zonas a lo largo de 12 kilómetros para que las aguas se expandan y pierdan velocidad y fuerza sin causar daños a infraestructuras.
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