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Lo dejó durante dos o tres años, pero volvió a recaer como suele ocurrirles a todos los exfumadores, por llevarse a la boca de nuevo un cigarro y condenarse a otra década de humo.
«Aunque la pandemia no me ha influido absolutamente nada ... en esto, el año pasado me decidí a intentar dejarlo. Me daba un poco de rabia, de envidia, que muchos de mi círculo lo habían dejado y di el paso. Algún amigo me había hablado de los cursos de la Asociación Española contra el Cáncer en La Rioja y llamé», resume Marino Martínez Moreno, quien admite que le influyó la edad, 55 años, en su decisión.
«Estaba tan convencido que dejé de fumar el 8 de octubre, diez días antes de la fecha que me marcaron, y hasta hoy, que justo cumplo cuatro meses sin tabaco», se enorgullece, para asegurar que «no me ha costado ningún esfuerzo dejar de fumar porque es la ocasión en la que más concienciado estaba. Yo fui con la idea clara de abandonar el tabaco y creo que es la base más importante de este proceso. Si no estás convencido no hay nada que hacer».
Hoy, cuatro meses después, lo lleva «de maravilla». En primer lugar, asevera que «todo son ventajas y ahora tengo una percepción de libertad, porque me di cuenta de que yo tenía una gran dependencia, eso que solo fumaba unos ocho cigarros al día». Sin miedo a la recaída, tiene muy claro que «no puedo volver a probarlo y estoy tan convencido que no he renunciado ni a las reuniones ni a las cenas ni a las fiestas ni a los actos sociales porque estoy concienciado de que tengo que vivir con eso y no caer en volver a probarlo», afirma, para aconsejar a los fumadores que pidan ayuda si no pueden dejarlo por sí solos.
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