La llegada de extranjeros lleva a La Rioja a su techo histórico, 324.105 habitantes

Las consecuencias de la crisis económica de 2008 desplomaron el censo riojano durante casi una década, un registro que descendió sin pausa desde los 321.050 habitantes de julio de 2011 hasta los 314.882 que se contabilizaban en octubre de 2018, un ejercicio en el que se inició un lento pero permanente repunte, afianzado, como había ocurrido en los primeros años del siglo XXI en la inmigración. La región no logró volver a superar la barrera de los 320.000 hasta la época postcovid, 320.192 en abril de 2022. La escalada, constante desde entonces, salvo un leve retroceso en el cierre del pasado año, no ha cesado desde entonces.

Sólo en el último trimestre La Rioja ha visto cómo su censo total crecía en 728 residentes, de 323.377 a 1 de julio a los 324.105 del pasado 1 de octubre, lo que supone un incremento del 0,23%, ligeramente por debajo de la media nacional, del 0,25%. La población residente en España ha aumentado en ese periodo en 118.667 personas para situarse en 48.446.594 , el valor máximo de la serie histórica. En términos anuales, el crecimiento poblacional nacional estimado es de 525.075 personas, mientras que en el caso de La Rioja asciende a 2.364 habitantes más en los doce últimos meses (321.741 a octubre de 2022), con 1.339 mujeres más -164.206- y 1-025 hombres -159.899-.

Pocas sorpresas en lo demográfico, el babyboom ni está ni se le espera. Según los datos recopilados por el Instituto Nacional de estadística, el crecimiento poblacional se debe casi en su totalidad al incremento de los residentes que han nacido en el extranjero, 118.696 más en España en los últimos tres meses. Ocurre en todas las comunidades autónomas, también en La Rioja, donde la tasa de personas foráneas agranda su figura aún más. De hecho, la cifra de 728 residentes más ganados por la región en el último trimestre se obtiene gracias al aumento de los 863 habitantes nacidos en el extranjero, ya que la cifra de españoles mermó en 135. El registro no es, además, coyuntural, según confirman los datos interanuales: la comunidad ha visto crecer su censo en 2.364 personas desde octubre del pasado año, un repunte impensable sin la colonia llegada de fuera de las fronteras, ya que el colectivo de personas nacidas en el extranjero se incrementó en 3.420 censados mientras caía el de españolas en 1.056.

El peso de la inmigración forastera se refuerza así un poco más en la región, donde están censados ya 57.325 personas no nacidas en suelo nacional -27.667 hombres y 29.658 mujeres-, lo que supone ya el 17,69% de la población riojana, casi un punto por encima de solo doce meses atrás, en octubre de 2022, cuando los inscritos eran 53.905 extranjeros y una tasa sobre el conjunto del 16,76%.

La entrega del INE también da algunas pinceladas sobre el origen de los nuevos riojanos, un epígrafe que se ampliará con detalle cuando el Instituto Nacional de Estadística eleve los resultados a definitivos. Así, las principales nacionalidades de los inmigrantes durante el tercer trimestre de este año en La Rioja han sido la colombiana, con 340 más; la marroquí, con un alza de 250; y la española, con 170. En el sentido contrario, en el de salida, la comunidad registró la emigración de 90 personas con pasaporte español, 50 de Marruecos y 40 de Colombia.

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La pirámide se debilita: la región vuelve a envejecer

Cantidad no siempre es sinónimo de calidad y menos cuando los indicadores y registros hablan de demografía. Los últimos datos sobre población hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) vuelven a ratificar que La Rioja, como el conjunto de España y Europa, tiene un problema que, además, se ha enquistado y empeora.

La pirámide poblacional ya no es tal, la figura cambió hace mucho tiempo y la comunidad envejece sin pausa y, lo peor, a una alarmante velocidad. De los 324.105 habitantes censados en La Rioja al cierre de octubre pasado solo el 16,61% son menores de edad, 53.850 jóvenes de entre 0 y 17 años, lo que supone una merma interanual de 462 personas, ya que doce meses atrás los niños y adolescentes riojanos eran 54.312 y su tasa sobre el conjunto era del 16,88%.

En el lado contrario de la balanza demográfica, la suma de los mayores de 65 años no ralentiza su incremento, a la vez que el porcentaje de este colectivo en el censo global. Las personas de la comunidad que han superado la edad de jubilación han aumentado desde octubre del pasado año en 1.342, al pasar de 69.966 a 71.380, lo que supone ya un 22,02% (21,74% hace un año) sobre la cifra total de población computada en la región. De ellos, 19.184 de 65 a 69 años, 29.637 de 70 a 79, 16.984 de 80 a 89, 5.396 de 90 a 99 y otros 179 centenarios.

Sin esperanzas de un repunte de la natalidad, el colectivo cercano a la edad de jubilación también es numeroso, 22.487 personas de entre 60 y 64 años hay censadas en la actualidad en La Rioja.