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Virginia Moreno, ayer secando el pelo a una clienta, en Peluquería Selfie, en República Argentina. JUSTO RODRÍGUEZ
Listas de espera para ir a la peluquería

Listas de espera para ir a la peluquería

«El primer día recibí 36 llamadas de clientas», señalan en un salón de Logroño, donde estos días no dan abasto para atender todas las llamadas. El sector teme, no obstante, que el furor se desvanezca: «Sin fiestas ni bodas, no viene nadie»

África Azcona

Logroño

Jueves, 4 de marzo 2021, 07:32

Desde el lunes ya se puede ir? Necesito teñirme las canas con urgencia, ¿no ves qué pelos?...». Esta súplica ha sido la frase más escuchada por los peluqueros riojanos desde que se puso en marcha la última desescalada regional. Desde entonces, el gremio trabaja a tope y se han ido acumulando largas listas de espera de clientes deseando arreglarse el cabello. «El mismo día que salió la noticia de que ya podíamos abrir me encontré de golpe con 36 llamadas en el contestador», comenta Virginia Moreno, de Selfie Peluqueros. Desde el pistoletazo de salida del Gobierno riojano, ya han pasado más de dos semanas y la situación está más controlada, con la mayoría de los clientes, con su día y hora, ya atendidos, aunque el teléfono sigue sin dejar de sonar.

Muchos de ellos en apuros. «Estamos viendo menos desastres que en el primer confinamiento. Entonces cogían el primer color que pillaban y al final resultaba muy oscuro o se lo daban muy mal», recuerda la responsable de este salón de República Argentina, 29 quien, pese al furor de estos días, teme que, cuando pase el agobio, se impondrá de nuevo la tónica de las citas espaciadas. «Las peluquerías lo estamos pasando mal, sin fiestas, bodas ni comuniones y sin planes para salir a cenar, la gente espacia las visitas y nos utilizan para higienizar el pelo, tapar la cana, un corte y ya está», resume Virginia que cifra entre un 20 y 30% menos la facturación actual de su negocio frente a lo que estaban acostumbrados.

Había ganas por parte de los clientes que ya solo pueden acudir con cita previa, pero los más deseosos de volver a coger las tijeras y el secador eran los propios peluqueros. «Teníamos ganas, pero no ha sido como en mayo. Entonces la apertura fue brutal, con el sol y las ganas de salir a la calle la gente se volvió loca y, pese a trabajar horas y horas, fue imposible atender todas las llamadas», señala Susana Pérez, de Peluquería Olalla, en Vara de Rey, 49 . «Esta vez, el público está mostrándose más calmado. Además, febrero siempre ha sido un mes tontorrón, de resaca tras Navidad. Ahora estamos cuatro en lugar de las dos que nos permitieron en mayo...», recuerda antes de señalar que, durante estos días, la frase más repetida es: «Tápame la canas, por favor, que no puedo seguir así».

«Hemos tenido que arreglar muchas barbas descontroladas», afirman desde una barbería de Marqués de Vallejo

Un mes largo sin cortarse o teñirse el pelo puede no suponer nada para quienes van a la peluquería de ciento en viento, pero también puede ser tiempo suficiente para hacerse un chandrío en la cabeza. «Hemos visto algún desastre que otro, teñirse demasiado negro...., esto por ejemplo ha sido muy común», se ríe Yolanda. La encargada de V&M Peluqueros en Vara de Rey, 40 se refiere, por su parte, a las greñas y las canas asomando más de la cuenta que ha tenido que arreglar estos días. «Ha venido gente con unos pelos horrorosos y ha habido que meter mucho la tijera. Pero es que cada vez se utiliza menos la peluquería. Si antes se venía una vez al mes, ahora es cada dos meses o más. Estos días nos está tocando teñir a las diciembre y, claro, vienen muy al límite». Lo mismo ocurre con ellos: «Vienen con un pelo larguísimo. Esta semana he atendido a un chico que llevaba un año sin visitar una peluquería y ayer, por la tarde, se pasó otro que no se cortaba el pelo desde septiembre», relata esta profesional de V&M Peluqueros, donde tienen las citas copadas hasta el sábado.

El teléfono de Sergio Abad, de la barbería La Navaja del Marqués, en Marqués de Vallejo, tampoco deja de sonar. Cada vez que lo hace, Sergio Abad sonríe porque es señal de que el negocio no va mal. «Abrí hace seis meses y me va bien, poco a poco. Estos días sí hay mucho trabajo, están llegando muchas barbas descontroladas», bromea.

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