La presencia de armas en La Rioja está controlada, localizada y muy fiscalizada, casi exclusivamente asociada a la caza, la seguridad o, en menor medida, al deporte. El número de armas de fuego y licencias mantiene, año a año, un lento pero constante declive en ... la comunidad asociado a la disminución de la actividad cinegética.
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Los datos del Ministerio de Interior que se publican anualmente marcan que en La Rioja, a 31 de diciembre de 2023, había 12.852 licencias y autorizaciones en vigor, aunque esta estadística no refleja las de tipo A, para militares o fuerzas de seguridad en activo, y con las que se llegaría a 14.500. En cuanto al número de armas registradas estas ascendían a 24.116, ya que una misma persona puede contar con varias escopetas o rifles.
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Las licencias de cazadores absorben el 93% de los permisos, mientras que el resto se reparte entre personal de seguridad, deportistas, coleccionistas de armas antiguos o 92 personas que por su anterior trabajo en el Ejército o cuerpos de seguridad (antiguos policías, guardias civiles o ertzainas, principalmente) pueden portar un arma para defensa personal «por un riesgo real y estricta necesidad», es decir, para defensa propia.
En comparación con los registros nacionales, La Rioja se encuentra en el punto medio en cuanto a licencias por mil habitantes, con 39,9. En 24 provincias hay más (destacan las 79,1 de Soria o Teruel) y en 25 se registran menos (el menor número de licencias se halla en Las Palmas, con 8,9 por millar de personas).
Año a año ese porcentaje irá decreciendo, casi al mismo ritmo que se elevará la edad de los cazadores. A principios de 2024, el 35% de los riojanos que puede portar un arma superaba los 60 años. De esas ya citadas 12.852 licencias activas, 2.974 correspondían a personas de entre 60 y 69 años, 1.354 a los de la horquilla de edad de entre 70 y 79 y 225 octogenarios o nonagenarios contaban con su permiso en activo.
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La pirámide de edad de los cazadores resulta difícilmente sostenible. Solo 2.506 de las licencias (entre las que se incluyen las de tiro deportivo) corresponde a menores de 39 años. Es decir, entre los 14 (existen permisos para armas deportivas desde esa edad y potros especiales de caza desde los 16) y los 39 años se registran casi medio millar de licencias menos que en la franja de edad que va de los 60 a los 69.
Y el futuro no es halagüeño. Desde el sector se considera que la caza se ha demonizado de tal modo que la tendencia resultará difícilmente reversible. «No hay relevo porque se lleva años aleccionando sobre que la caza es mala», argumenta José Javier Merino, de la Armería Merino Rioja. «Pero ya se vio en pandemia cuando no hubo control sobre los ejemplares cinegéticos qué ocurrió con los jabalíes, cómo creció su población, los accidentes que provocaron…», añade.
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Más allá del siempre espinoso debate entre 'caza sí, caza no', los datos del Ministerio también señalan que el número de armas legales en La Rioja es de 24.116 (casi 26.000, según la Inspección de Armas, contabilizando las pertenecientes a Fuerzas de Seguridad). Hace una década, esta cifra ascendía a 31.000 y, al igual que en las licencias, la explicación del descenso se encuentra en la caza. Durante la última década, unas 5.000 escopetas que estaban registradas a nombre de riojanos han sido inutilizadas o achatarradas y han desaparecido de la estadística.
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