Una lengua para el diálogo y la tolerancia

En menos de una década, la semilla de Futuro en Español ha germinado hasta convertirse en un árbol frondoso que extiende sus ramas por España y por América y que fomenta el entendimiento y la construcción de puentes de amistad entre quienes pensamos y nos expresamos en una lengua que hunde sus raíces en el entorno de los monasterios de San Millán de la Cogolla a través de la impronta simbólica de sus primeros testimonios. En ese contexto, Futuro en Español ha pretendido ser, desde su nacimiento, una invitación para celebrar la vitalidad de un idioma que ha ofrecido la materia prima necesaria para que quedara plasmada en obras inigualables la inspiración de narradores, poetas, investigadores o científicos de las más variadas disciplinas, que goza de una excelente salud y que se proyecta hacia el futuro con la confianza de que una buena parte del porvenir de nuestra civilización seguirá escribiéndose en los mismos códigos lingüísticos en los que se entiende la amplia comunidad humana que da forma a sus pensamientos, expresa sus sentimientos, se informa o canta sus alegrías en estrofas compuestas en español. Una comunidad de la que forman parte los participantes en algunas de las sesiones riojanas de este foro que, como Vargas Llosa, Jorge Edwards, Héctor Abad Faciolince o ahora Arturo Pérez Reverte, han tratado de mejorar la sociedad a través de la literatura escrita en un idioma que es la verdadera patria de quienes lo comprenden como un punto de encuentro.

Al abrigo de Futuro en Español, Diario LA RIOJA promovió en 2017 la firma del denominado 'Manifiesto de San Millán' en el que se subrayaba la voluntad de promover el castellano como «una mano extendida» o «una zona de asombros recíprocos» en la que prevalezca la consideración de nuestra lengua como un soporte decisivo para el diálogo, la tolerancia y la aceptación mutua; como un instrumento, en definitiva, para fomentar «una respetuosa cordialidad» entre quienes la hablamos y compartimos.

Esa voluntad de reivindicar el español como «vehículo de entendimiento», como «agente de expresión», como soporte para la «comunicación del conocimiento y la cultura» y como código «para el intercambio y las relaciones económicas entre sus hablantes», que también quedó remarcada en aquel Manifiesto, ya formaba parte de la idea fundacional de Futuro en Español cuando en 2011 comenzó su travesía. Ahora, al alcanzar la décima edición, es de justicia reconocer que ese proyecto nacido en La Rioja pudo adquirir la dimensión que hoy exhibe gracias a la complicidad y la colaboración que, desde el primer momento, comprometió a las academias de la lengua española en todo el mundo, a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, hoy denominada Fundación Gabo en honor de su mentor, el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, al Banco de Desarrollo de América Latina, a la UNIR o a Vocento, grupo editor de este diario que dio dimensión al sueño de construir, más allá de La Rioja, una comunidad de intereses convocada por el deber ético que, en palabras de Javier Darío Restrepo, obliga a «preservar ese bien público que es el idioma».