Una frutera utiliza una bolsa de tela para meter la compra. EFE
Ecología

El lado oscuro de las bolsas de tela

Expertos en medio ambiente advierten de que cada una debería usarse 20.000 veces para compensar el impacto de su producción

La Rioja

Lunes, 27 de marzo 2023, 02:00

La cruzada contra el plástico ha obligado a buscar estrategias para desincentivar su consumo. En casi todos los supermercados cobran las bolsas tradicionales y en otros comercios se han puesto de moda las bolsas de tela, reutilizables y, por lo tanto –al menos sobre el ... papel–, más ecológicas.

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El mensaje va calando. Según un informe de la consultora Kantar, el 63% de los consumidores españoles ya va a la compra con una bolsa reutilizable, mientras que un 13% usa las de papel y un 15% sigue siendo devoto del plástico. La bolsa de tela, en este sentido, ha ido ganando adeptos a gran velocidad y muchos son los comercios, empresas e incluso instituciones públicas que recurren a ella para alardear de sostenibilidad y de compromiso con el medio ambiente. «Para el consumidor, la bolsa de tela es la opción más cómoda, por su durabilidad y resistencia, y porque se puede lavar. Sin embargo, el compromiso que se adopta con el planeta no es como piensa el usuario», explica Neus Soler, profesora de Economía y Empresa de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya).

Para que una bolsa de tela compense el impacto de su producción debería usarse 20.000 veces o, lo que es lo mismo, una vez al día durante 52 años. Más aún, según un informe de la Agencia Británica de Medio Ambiente, para que una bolsa de tela tuviera menor impacto que una de plástico normal debería reutilizarse al menos 131 veces. En este sentido, las bolsas de papel resultan mucho más eficaces, ya que basta con que se reutilicen tres veces para que dejen menos huella. En cualquier caso, tanto el papel como el algodón se descomponen mucho más fácilmente que el plástico y sus residuos causan menores daños en la naturaleza, sobre todo en los océanos.

El algodón es uno de los cultivos más sucios, con gran gasto de energía y de agua e impacto negativo en la calidad del aire

Se calcula que cada familia tiene entre cinco y diez bolsas de tela en su domicilio. «Las empresas han visto en este tipo de bolsas un elemento sencillo y barato para sumarse al carro de la sostenibilidad. Pero, además, se han convertido en una opción para poder obtener unos céntimos de beneficio adicionales. Por tanto, son un elemento de creación de imagen y de obtención de rentabilidad», apostilla Juan Carlos Gázquez-Abad, también profesor de Economía y Empresa de la UOC.

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Demasiado algodón

El problema reside en que estas bolsas se fabrican con algodón, que, según indica la Environmental Justice Foundation, es el cultivo más sucio que existe por su elevado gasto en agua y energía y por su impacto negativo tanto en la calidad del aire como en las aguas subterráneas y en la salud de los trabajadores. Además, suelen estar tintadas –muchas veces con logos o frases–, lo que dificulta mucho su reciclaje. Los expertos en medio ambiente sospechan que detrás de esta obsesión por la utilización de las bolsas de tela hay en realidad una operación de 'greenwashing'. Esta palabra, que podría traducirse como «lavado verde», identifica las estrategias que siguen empresas muy contaminantes para presentarse ante la sociedad como respetuosas con el entorno.

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