Si juegas... con precauciones

Lo que ocurre es que hay sorteos de lotería que son ya algo más que un premio. Así ocurre con los de la Once, que sirven para sostener una organización de la que sobreviven muchas personas con discapacidad. Y también ocurre, por motivos totalmente distintos, con la de Navidad. Todo el mundo juega al sorteo del 22 de diciembre, en un fenómeno social que tiene pocos parangones en el resto del mundo. Además, con una particularidad muy poco común en ningún otro sorteo: la costumbre de compartir décimos y premios entre dos o más personas.

Si no toca, el asunto no plantea ningún problema. Pero si lo hace, la cosa tiene su miga. Conviene hacer las cosas bien para evitar males que, como ha ocurrido en más de una ocasión, acaben hasta en los tribunales.

Ahí van unas recomendaciones para compartir lotería y, en su caso, para cobrarla. Que los premios los carga el diablo...

-Por escrito. A la hora de compartir décimos de lotería o participaciones, lo mejor es dejar las cosas bien claras. Por ejemplo, puede valer con una fotocopia del décimo compartido, firmado y con el DNI de la persona que se queda con el «original», y dejando claro que el billete se comparte. Puede valer, si también se deja claro, con una foto enviada por correo o por Whatsapp, con la mayor claridad en cuanto a lo que se comparte. Cierto es que los medios electrónicos siempre pueden dar lugar a reclamaciones sobre si el mensaje ha sido o no manipulado, pero en ese caso habría que aportar pruebas de que efectivamente así ha sido. Pero en cualquier caso, siempre una constancia por escrito: las palabras se las lleva el viento, y más el 23 de diciembre. Y por la misma razón, si se encargan décimos, mejor que se repartan (y se paguen) antes del sorteo.

- A cobrar, juntos... O al menos, siempre en nombre de todos. Si un décimo compartido es agraciado con un premio, es mejor que a la hora de cobrar se deje bien claro que el premio es de todos los participantes. Si no, cobrar y luego repartir puede ser entendido como una donación, y eso obligaría a pagar impuestos como tales. Y adiós buena parte del premio.

- ... excepto en un matrimonio. Por mucho que un premio lo cobre solo uno de los cónyuges, todo premio que le toque a un miembro del matrimonio le toca también al otro al 50%, al menos si está en régimen de gananciales. Si hay separación de bienes, el premio es del comprador, a no ser que se haya comprado a medias. Y en ese caso, lo mismo: mejor por escrito.

- Si lo pierdes, denuncia. O si te lo roban. Con todos los datos posibles, incluyendo número, serie, fracción... Si luego toca, el cobro del premio quedará paralizado hasta que un juez decida quién tiene legítimo derecho a cobrar el premio.

- Si lo estropeas, no desesperes. Lo de los décimos premiados que acaban en la lavadora es un clásico. Pero no es imposible cobrarlos. Primero, Loterías (o incluso la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre ) pueden analizar los restos. Y si no es suficiente, suelen atenderse los testimonios del vendedor o de quien jugara con unos números de la misma serie.

- Impuestos. De cada premio de Lotería hay que descontar el 20%, que se lo queda el Estado en impuestos. Pero este año el mínimo exento ha crecido: sólo tributan los premios mayores de 20.000 euros. Pero no es, ojo, 20.000 por cada persona que comparta el premio: primero se descuenta el impuesto, luego se reparte lo que queda.