Los jóvenes riojanos consumen pornografía desde los ocho años

El consumo prematuro de pornografía entre los estudiantes de La Rioja es una de las mayores preocupaciones del Servicio de Promoción de la Salud en la región. El primer contacto de los menores con el contenido pornográfico se registra a los ocho años, según la encuesta Estudes 2023. La jefa del servicio, Puy Martínez, afirma que «una persona tenga acceso a esas imágenes desde tan joven hace que piense que eso es lo normal, y esto deriva en noticias alarmantes de abusos» de todo tipo unido a la toma de sustancias tóxicas como el alcohol o el cannabis. «Es muy preocupante y se está trabajando en ello desde distintas direcciones generales, lo tenemos muy presente porque además es una industria potente y tenemos un difícil trabajo por delante», añade.

Desde la Asociación Proyecto Hombre también se han pronunciado al respecto. Su director en La Rioja, David García considera que «a los ocho años se produce el primer contacto casual con el porno; los niños realizan búsquedas en internet y al buscar alguna palabra les aparecen esas imágenes por el fuerte posicionamiento web de las empresas del porno», comenta. Considera también que no es hasta los doce, cuatro años después, cuando «lo empiezan a consumir». «Los niños toman como modelo ese tipo de relaciones agresivas en las que la mujer es tratada como un objeto, donde no se respeta el deseo femenino y no se utiliza precaución alguna. La gran tristeza es que el porno es el manual de instrucciones de las primeras relaciones sexuales de muchos chicos y chicas», añade.

Pilar Calvo, decana del Colegio de Psicólogos, encuentra una relación directa entre el abuso de los teléfonos móviles en la infancia y la adicción a la pornografía. «¿Nos plantearíamos regalar un coche de alta gama a un crío sin carnet? Pues se está haciendo al regalar un móvil a un niño de cinco o seis años». Además, considera «fundamental» la regulación del tipo de uso que los niños hacen de estos dispositivos.

Para la decana, el visionado de contenido pornográfico a esa edad «está generando percepciones misóginas» y puede derivar en cuatro consecuencias que «distorsionan» la sexualidad. «Se produce una alteración de la autoestima que genera inseguridad por no tener los cuerpos de esas imágenes y de los circuitos de recompensa del placer, puede generar agresiones sexuales en grupo, una hipersexualización de cuerpos de niños absolutamente precoz y un efecto traumático por imágenes que les superan porque cuando ven imágenes que no llegan a entender, lo ven como una amenaza», concluye.

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