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Cada uno se va de vinos como quiere o como puede. Al principio el interés fue por el avión: un Boeing 727-100 del que solo quedan en funcionamiento cuatro unidades; una valiosa pieza de coleccionista adinerado. Y al final la noticia estaba en ... quien viajaba en él: Gordon Peter Getty, miembro del célebre y multimillonario clan Getty (cuarto hijo del controvertido magnate estadounidense del petróleo Jean Paul Getty) aterrizó ayer tarde en el aeropuerto de Logroño-Agoncillo en un vuelo privado procedente de Oporto. La Rioja es por dos días escala de un viaje por regiones vinícolas europeas, según declaró a pie de pista el propio Getty, que, además de hombre de negocios, filántropo y compositor, es bodeguero y enamorado del Rioja.
A sus 83 años Gordon P. Getty sigue volando por el mundo buscando inspiración para sus propios vinos y también para su música: «Es un viaje de intercambio de experiencias con bodegueros de Rioja», dijo a este diario nada más desembarcar, pero también aprovechará para «componer alguna pieza musical a estos maravillosos vinos y a esta hermosa tierra».
Entre el equipaje en la bodega del Boeing, cajas de botellas de Plump- Jack, Cade y Odette, las marcas que elaboran las bodegas Getty en el valle de Napa (California), y un teclado eléctrico sin el que el autor de la ópera de 'El fantasma de Canterville' no viaja a ninguna parte.
Vino, música y un avión muy especial. El jet privado de los Getty no podía llamarse de otra forma: 'Jetty'. Un precioso Boeing 727 de esos que ya no se ven tomaba tierra a las 18.45 de ayer en el aeropuerto de Logroño Agoncillo aproximadamente una hora después de haber despegado de Oporto. Era un vuelo privado cuyo pasaje, en principio, prefería pasar de forma anónima. Pero en tierra les aguardaba un recibimiento algo atípico.
La rareza del aparato había suscitado cierto interés público. El anuncio en redes sociales y a través de este periódico de la llegada del Boeing atrajo a un grupo de fotógrafos de Basque Spotting, asociación de fotografía aeronáutica, que se desplazaron solo para la ocasión desde ciudades como Bilbao, San Sebastián o Madrid. «Nunca hemos visto en vuelo un 727. Solo conocemos uno en desguace en Barajas. Son casi una pieza de museo...» comentaban mientras seguían por una aplicación del móvil el recorrido en tiempo real del vuelo desde Portugal. No muy lejos, un par de familias se habían acercado desde Logroño para ver el aterrizaje. «Es un modelo de avión del que ya no quedan más que cuatro aparatos en todo el mundo», explicaba uno de los niños más instruidos.
En el párking, dos furgo-taxis de una empresa de Vitoria aguardaban para transportar a once personas al hotel-bodega Marqués de Riscal de Elciego. Un par de reporteros de LA RIOJA estaban acreditados por Aena para cubrir el asunto y andaban por ahí haciendo preguntas. El personal de tierra trabajaba con diligencia para que todo fuera seguro y correcto.
Con muy ligero retraso, las luces del avión asomaron por el este. La maniobra de aproximación fue impecable y el aterrizaje incluso pareció elegante a ojos inexpertos. Según la 'wiki-boeing', el 727 destaca precisamente por su docilidad a baja velocidad. El 'Jetty' hace honor a esa fama.
Una vez detenido en la plataforma del aeropuerto y desplegada la escalerilla de cola, se confirmaba la noticia. Precedido de su equipo de colaboradores, míster Getty descendía del avión con su vino y su teclado y atendía amablemente a la prensa: «Venimos en una misión de intercambio cultural y de investigación vinícola y también espero poder componer alguna pieza musical inspirado por los vinos de Rioja».
Tiene un par de días por delante; el sábado parte rumbo a Madeira: más vuelos, más vino y más música.
«Es uno de mis modelos favoritos -afirma el comandante Scott Dosch después de un apacible vuelo desde Oporto a los mandos del 727 de Getty-. No es demasiado viejo. Es un avión que quiere volar». A su lado, Rafaelle Pascale, 38 años volando por medio mundo con ese aparato de 48: «Es sencillamente una maravilla».
El modelo Boeing 727 de la subserie 100 es un trimotor a reacción que ya ha quedado superado por modelos posteriores. En los últimos años se ha empleado como transporte de carga y, en ciertos casos, como jet VIP; aunque algo grande. El de Gordon y su esposa Ann Gilbert, con capacidad para más de cien pasajeros, está adaptado para solo 28.
Está equipado a todo lujo como un apartamento caro con alas [no nos permitieron fotografiar el interior pero si visitarlo]: con salita, dormitorio con cama de matrimonio, cuarto de baño y amplio salón principal anterior a la cabina de mandos. Seis personas componen la tripulación. Y, por cierto, está en venta por dos millones de dólares. Getty tiene pensado cambiarlo por un 737. El Jetty II.
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