Javier Velasco | Enfermedades infecciosas
«Cualquiera, al margen de su nivel socioeconómico o de higiene, puede acabar contagiado por el ácaro»Javier Velasco | Enfermedades infecciosas
«Cualquiera, al margen de su nivel socioeconómico o de higiene, puede acabar contagiado por el ácaro»«Es una enfermedad que ha acompañado al hombre durante toda la historia, es muy contagiosa, aunque requiere un contacto estrecho y sostenido entre los afectados y los convivientes, por eso es habitual en núcleos cerrados, en ámbitos familiares, residencias, centros de día...», aclara el ... doctor Javier Velasco, especialista en Enfermedades Infecciosas en el Hospital San Pedro, quien advierte de que «en contra de lo que se pudiera pensar, no es una enfermedad de personas con niveles socioeconómicos bajos, sino que cualquiera, con independencia de su nivel cultural, socioeconómico o de higiene, puede acabar contagiado».
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Con el diagnóstico tardío como inconveniente clave, el doctor detalla que «aunque habitualmente no es una enfermedad grave, sí que es muy molesta y muy incómoda para los pacientes porque genera desasosiego por los picores y, además, porque la acompaña un estigma social que provoca que muchos pacientes traten de ocultarla por aquello de que no se les etiquete de sarnosos, algo que históricamente ha tenido unas connotaciones muy peyorativas».
Un caldo de cultivo que, a menudo, señala el experto, «provoca que el hecho de que un paciente demore el momento de consultar con el médico puedan contagiarse más convivientes».
El especialista concreta que existen dos variantes de sarna: «La común, que es la que más se diagnostica, y que se presenta en forma de picor generalizado, un prurito severo e intenso que se intensifica por la noche y que se prolonga en el tiempo, las escoriaciones por el rascado del propio paciente y, a veces, el típico surco acarino que aparece en las zonas interdigitales; y la costrosa o sarna noruega, que es mucho más contagiosa y que se produce en pacientes con inmunodepresión o enfermedades debilitantes, como el VIH, sida, linfomas...». E incide en la importancia, junto con el diagnóstico precoz, del tratamiento simultáneo al paciente y a sus convivientes y contactos directos «para que no se produzcan nuevos contagios y reinfecciones y cortar la cadena de transmisión».
En este sentido, detalla que hay dos tipos de tratamiento: uno, el inicial, tópico, mediante una única aplicación (puede repetirse a la semana o a los quince días) en toda la superficie corporal de una crema con permetrina, que debe dejarse durante doce horas hasta su retirada en la ducha; y otro, posterior, por vía oral, con ivernectina, detalla el doctor Velasco, quien recuerda que también «es importante lavar la ropa, sábanas, toallas, etc... que hayan estado en contacto con la piel del paciente, y lo que no pueda meterse a la lavadora, introducirlo en una bolsa de plástico durante tres días».
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