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La Rioja
Jueves, 23 de enero 2025, 14:57
La diputada de Izquierda Unida, Henar Moreno, ha reivindicado este jueves, en la víspera del 48 aniversario de la Matanza de Atocha, tanto al Gobierno de La Rioja como al Ayuntamiento de Logroño un «reconocimiento» a Miguel Sarabia, logroñés superviviente de este atentado.
En la Matanza de Atocha, de 1977, cinco abogados laboralistas del Partido Comunista de España y de Comisiones Obreras fueron asesinados por un comando ultraderechista. Uno de ellos fue Miguel Sarabia; «un logroñés al que, lamentablemente, todavía no hemos conseguido que su ciudad lo reconozca», ha lamentado Moreno.
La responsable de Izquierda Unida ha querido reivindicar el papel de los abogados laboralistas en la rueda de prensa de presentación, en Logroño, del libro 'La Matanza de Atocha y otros crímenes de Estado. Anatomía de la Transición' con su autor, Carlos Portomeñe, así como con Joaquín Recio, coordinador de la editorial responsable, Atrapasueños, según recoge Europa Press.
Un libro, ha dicho, que va mucho más allá de la Matanza de Atocha y que se convierte en un «relato histórico, documentado, del papel que algunos jugaron en la transición y que no se acaba con la llegada de la democracia».
Moreno se ha referido tanto a este atentado como al asesinato de Arturo Ruiz, tal día como hoy en 1977, así como «de tantos otros que dieron su vida por la democracia».
«Por esta democracia de la que ahora disfrutamos. No sabemos si por mucho tiempo, porque después de la llegada de Trump al poder, hay algunas que empezamos ya a temblar», ha lamentado.
Por su parte, Recio ha constatado cómo los abogados que fueron asesinados en la Matanza de Atocha eran comunistas; «es decir», ha señalado, «Franco murió hace cincuenta cincuenta años pero el franquismo no».
Por tanto, ha apuntado, «celebrar los cincuenta años de muerte de Franco pues puede estar muy bien, pero el año 77 empezó matando en enero y se terminó matando en diciembre», con el asesinato de Manuel José García el 4 de diciembre en Málaga.
«El 77 fue un año especialmente duro, de masacres, de torturas de la Guardia Civil y de lo que quedaba de la Policía Armada, es decir, de los procesos de una dictadura que no se iba», ha afirmado.
El responsable de la editorial ha apuntado a la necesidad de que el mundo editorial se vuelque «en arrojar luz donde no la hay» que es, precisamente, ha considerado, lo que se hace en este libro, tras nueve años de investigación: «Abrir una gran ventana a una verdad que había que descubrir en sus ochocientas páginas».
A este respecto, ha señalado la necesidad de no pensar que porque la ultraderecha que está ahora mismo es «guapetona» y «no tenga cabeza rapada y botas de militar, sea una ultraderecha menos violenta» porque «la tecnología es violenta, la manipulación es violencia, la pobreza es violencia».
El libro, ha explicado su autor, retoma la Matanza de Atocha tras el juicio de 1980, después de que los abogados de la acusación particular «sufrieran grandes obstáculos para poder investigar» y dieran una rueda de prensa con «una frase lapidaria» como que «nunca se iba a conocer a los autores intelectuales de este crimen».
La idea del libro es «analizar la transición y hacerle casi la autopsia para entender qué es lo que pasa actualmente», ha explicado.
Y es que, ha visto, «al final lo que triunfó fue el modelo reformista casi lampedusiano de cambiarlo todo para no cambiar absolutamente nada y eso lo estamos viendo ahora con el Consejo General de Poder Judicial y con la propia monarquía».
El autor ha manifestado cómo lo que recoge es «esa idea de que nos dieron una democracia que nos dijeron otorgada cuando fue una democracia conquistada y se conquistó en la calle, en los centros de trabajo y por la lucha de miles y miles de personas».
Portomeñe se ha referido al asesinato del joven Arturo Ruiz, y la impunidad de su autor material al que pudo localizar tras una investigación cuando estaba en busca y captura, para mostrar un caso «clarísimo» de que, aunque se den pasos para la memoria, como puede ser la ley, «en realidad en la práctica es la propia justicia, el propio sistema judicial el que la deja en papel mojado».
«Tenemos una clara indefensión de las víctimas y de las familias que hay que subsanar», ha aseverado.
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