Investigan si el presunto asesino de Salwa intentó arrojar a sus hijos al río

Aunque no se descarta que intentara arrojarlos al río, según fuentes de la investigación, también se barajan otras posibilidades como que las dos hijas mayores de la pareja, de 9 y 11 años, se lanzaran al agua para intentar sacar a su padre o que este les instara a que se metieran al Ebro con él.

Todo porque las dos menores estaban mojadas junto a la orilla del río y así las encontraron los agentes de la Policía Nacional que acudieron al lugar. El padre, que al igual que el resto de la familia no sabe nadar, era el único que estaba dentro del Ebro. El más pequeño de los tres hermanos, un niño de 7 años, según las mismas fuentes, salió corriendo porque tenía miedo al agua y, al parecer, dijo que no quería meterse al río.

En cualquier caso, el relato de lo que ocurrió aquella tarde se conocerá cuando se entreviste a los tres menores. Para ello aún habrá que esperar porque los psicólogos que les atienden lo desaconsejan por el momento. «Hasta que hablen no sabremos exactamente qué pasó en la orilla del río», señalan.

Por encima de todo prima el bienestar de los tres pequeños que se encuentran en un piso de acogida, tutelados por los servicios sociales de la Comunidad Autónoma, a la espera de que avance el proceso judicial. Precisamente, está previsto que el padre, S. A., pase este martes a disposición judicial, justo cuando se cumplen las 72 horas de su detención, el plazo máximo en el que puede permanecer en los calabozos de comisaría antes de que sea trasladado ante la juez del Juzgado de instrucción número 3, de guardia cuando ocurrieron los hechos.

Un agente de la Policía Local de Logroño, de servicio por una prueba deportiva en el entorno, fue el que detectó que este hombre se metía en el Ebro y el que avisó a la Policía Nacional. El agresor, que no tiene denuncias previas ni antecedentes, fue finalmente detenido por la Policía Nacional tras el aviso recibido en el 091. En ese momento, el detenido confesó lo que había hecho con su mujer, que yacía muerta sobre un gran charco de sangre en el interior de su casa.

La familia era conocida en el barrio. Los vecinos recordaban el pasado sábado que la pareja, ella psicóloga y él ingeniero industrial y profesor universitario, siempre iban con sus tres hijos. Habían venido a Logroño como refugidados en junio de 2016 tras una estancia en los campos del Líbano, a donde huyeron tras recibir cartas con amenazas en su pueblo Rif Damasco.

Todos estaban perfectamente integrados en España y, más en concreto, en Logroño. Los pequeños asistían al colegio Madre de Dios. Precisamente, representantes del claustro y compañeros de los pequeños asistían el pasado sábado a la concentración en repulsa por el crimen machista, el tercero cometido este fin de semana en todo el país.

El director del centro Madre de Dios, Javier Hernáez, aseguraba ayer que algunos padres se han ofrecido para ir con sus hijos al colegio y estar con los tres pequeños que se han quedado sin madre. «El disgusto ha sido grande por los niños, que estaban muy integrados en el colegio, la familia también, lo mismo la madre que el padre», señalaba.

Toda la comunidad educativa está dispuesta a lo que sea necesario por los niños, «que son los únicos por los que en estos momentos podemos hacer algo» y así se lo han trasladado ya a Servicios Sociales.