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El doctor Alfredo Martínez revisa la labor de uno de los investigadores del Cibir. Justo Rodríguez

Una investigación del Cibir abre la puerta al desarrollo futuro de fármacos para prevenir y tratar la diabetes

El estudio ha permitido demostrar la implicación de la adrenomedulina en la inhibición de la insulina y en el desarrollo de la enfermedad en pacientes obesos, una patología que afecta a más de 34.000 riojanos

Viernes, 7 de febrero 2025, 13:39

Una nueva senda de esperanza para los 34.000 enfermos de diabetes en La Rioja. La unidad de Angiogénesis del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir), dirigida por el doctor Alfredo Martínez, ha identificado el mecanismo molecular que contribuye a la resistencia a la insulina en personas con obesidad, lo que abre las puertas al futuro desarrollo de fármacos para la prevención y tratamiento de esta patología.

Los resultados de esta investigación internacional, en la que ha participado el Cibir junto al centro científico alemán Max-Planck-Institut y otros organismos de Alemania y Estados Unidos, ha sido publicada este viernes en la prestigiosa revista científica 'Science' (https://www.science.org/doi/10.1126/science.adr4731), según ha explicado el doctor Martínez en una comparecencia junto a la consejera de Salud y Políticas Sociales, María Martín; y el director gerente de Fundación Rioja Salud, Juan Carlos Oliva.

Aunque ya había evidencias científicas desde hace tres décadas, los investigadores han logrado demostrar ahora que las células grasas, más abundantes en personas con obesidad, producen elevados niveles de adrenomedulina, un péptido regulador que actúa sobre los receptores de insulina en las células endoteliales (las que revisten los vasos sanguíneos en contacto con la sangre), reduciendo su sensibilidad a la insulina y contribuyendo a la resistencia a esta hormona producida por el páncreas, encargada de facilitar la absorción y utilización de la glucosa por parte de las células, contribuyendo a regular los niveles de azúcar en sangre, mejorar el flujo sanguíneo y distribuir correctamente los nutrientes en el organismo. En el caso de la diabetes tipo 2, el páncreas no produce suficiente insulina en las cantidades que el organismo necesita para su correcto funcionamiento y, además, las células no responden de manera adecuada al captar menos azúcar del que deberían. Cabe destacar que la diabetes tipo 2 supone entre el 90-95 % de todos los casos de diabetes.

Tres décadas de trabajo y espera

El doctor Alfredo Martínez ya descubrió hace 30 años que la adrenomedulina reducía la producción de insulina y que los pacientes con diabetes presentaban niveles elevados de esta molécula, planteando la posibilidad de que la adrenomedulina fuera un agente causal de la diabetes tipo 2. Sin embargo, han sido necesarias tres décadas para desarrollar las herramientas de ingeniería genética que permitan demostrar este mecanismo.

Científicos del Cibir, en uno de los laboratorios del complejo. Justo Rodríguez

«Este ha sido el colofón a un trabajo de más de 30 años, ya que hace tres décadas ya teníamos claro que la adrenomedulina tenía un papel fundamental en la diabetes porque disminuía la secreción de insulina, que es una de las características de la diabetes tipo 2, pero no sabíamos exactamente si también influía en la resistencia a la insulina, que es la otra característica típica de esta enfermedad», ha explicado el investigador del Cibir, quien ha señalado que «hemos tardado 30 años porque no teníamos las herramientas adecuadas de las que hoy sí disponemos, que son los modelos genéticos en ratones que podemos manipular de una forma muy precisa para ver qué es lo que está pasando».

Para hacerlo comprensible, el doctor Martínez ha tratado de explicar de un modo sencillo en qué ha consistido el trabajo en laboratorio: «Hemos generado distintos modelos de ratón y en uno de ellos hemos sido capaces de eliminar la producción de adrenomedulina solo de las células grasas. Así, tenemos dos ratones gorditos, uno que expresa adrenomedulina y el otro que no, y el que no expresa adrenomedulina solo en las células grasas es incapaz de desarrollar diabetes, a pesar de que también está gordito», ha aclarado.

Y un hallazgo más ha sido destacado por el experto. Tras recordar que «la mayor parte de las investigaciones en diabetes tipo 2 se han basado en las células que normalmente procesan la glucosa, como puede ser el hígado, las células musculares y las células adiposas, las grasas», el doctor Martínez ha señalado que «nosotros hemos visto que también puede haber una resistencia a la insulina en las células endoteliales, que son las células que tapizan los vasos sanguíneos y que están en contacto directo con la sangre. Ahí es donde la adrenomedulina es capaz de bloquear la función del receptor de la insulina y por lo tanto podemos hablar también de una resistencia a la insulina en el endotelio, algo que hasta ahora no se había tenido mucho en cuenta, pero es muy importante porque los vasos sanguíneos también juegan un papel en la diabetes, ya que cuando se incrementa la secreción de insulina, aumenta también la dilatación de los vasos, con lo que al hígado y al músculo le llega más sangre y facilita que absorban esa glucosa excesiva. Lo que se ha visto es que la adrenomedulina bloquea esa vasodilatación, con lo cual llega menos sangre a estos órganos y, por tanto, se dificulta más aún el procesado de la glucosa».

La consejera de Salud, María Martín, en su visita de este viernes al Cibir. Justo Rodríguez

Junto a la importancia del descubrimiento, la clave es la posibilidad de desarrollos futuros farmacológicos para la prevención y el tratamiento de esta patología. «Ya hay una serie de compuestos que son capaces de frenar esta señalización y que se podrían usar en la clínica para prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2. Hay varias moléculas que ya sabemos que hacen eso específicamente, el problema es que hay que estudiarlo muy despacio porque la adrenomedulina además de esto provoca otras cosas. Hay que conseguir un fármaco que sea específico para esta función y que no estropee otras en las que también está implicada la adrenomedulina para evitar otros efectos secundarios. En definitiva, se necesita más investigación», ha advertido el investigador.

Prevención y buenos hábitos

Pese a las optimistas previsiones farmacológicas futuras, el doctor Martínez, ha querido incidir en que «conviene insistir también en que los buenos hábitos y la prevención es siempre mejor que intentar luego curar, que siempre es más difícil», en referencia a los riesgos de la obesidad, ya que un aumento de grasa general, y más concretamente de los depósitos de grasa visceral y ectópica (grasa abdominal) está específicamente asociado con la resistencia a la insulina. El sobrepeso exige una mayor producción de insulina para mantener la glucosa en sangre dentro de los niveles adecuados, un sobreesfuerzo que provoca fatiga en el páncreas, reduciendo su capacidad en la producción de insulina.

En La Rioja, aproximadamente unos 2.000 pacientes padecen diabetes de tipo 1 y prácticamente 32.000 personas sufren diabetes de tipo 2, según ha detallado, por su parte, la consejera de Salud y Políticas Sociales, María Martín, quien, además de felicitarse por el exitoso trabajo investigador desarrollado por los profesionales del Cibir, ha insistido en las bondades «del autocuidado y los buenos hábitos, ya que una alimentación equilibrada y la realización de ejercicio adecuado que nos permita evitar el sobrepeso es una de las mejores recomendaciones para mantener un estilo de vida saludable y reducir el desarrollo de la diabetes tipo 2 y otras enfermedades metabólicas».

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