Inteligencia artificial para el diagnóstico de retinopatía diabética

El proyecto TARTAGLIA, enmarcado dentro del programa Misiones de I+D en Inteligencia Artificial financiado por los fondos Next Generation, en el que participa Fundación Rioja Salud junto con el sistema sanitario gallego y valenciano, ha desarrollado un programa revolucionario en la detección precoz de enfermedades de retina para pacientes diabéticos. Se trata de un software, un sistema de screening capaz de analizar automáticamente exámenes de retina y saber de forma rápida cuándo es necesario que intervenga el especialista para que el paciente no llegue a desarrollar una ceguera.

Tal y como lo explica Juan Carlos Oliva, director de Innovación del CIBIR y Responsable de la Unidad Big Data, «estos pacientes tienen que venir recurrentemente a los centros de especialidades, al CARPA, para realizarse una revisión para comprobar si ese proceso se está agudizando y es de gravedad. El programa de Inteligencia Artificial es capaz por sí solo, de ofrecer una probabilidad diagnóstica».

De esta forma, prosigue Oliva, ya no será necesario tomar esa imagen en un centro de especialidades, se podrá hacer desde un centro de salud, incluso en el medio rural, y será el propio algoritmo el que dirá al médico de Atención Primaria que el paciente está bien y que, hasta dentro de un año, no será necesario una nueva revisión. «Esto implica evitar desplazamientos innecesarios a los pacientes, tener diagnósticos de control a nivel local y no tener desbordados los recursos hospitalarios con listas de esperas».

El programa ha sido desarrollado por la empresa riojana Pixelabs y ha contado con un presupuesto proveniente de los fondos europeos de 254.884 euros. Uno de sus socios, Manuel Vargas, destaca las múltiples ventajas que para el sistema de salud proporcionará el programa. Especialmente, la optimización del tiempo del profesional sanitario por que podrá dedicarse a pasar consulta, por ejemplo, mientras el programa realiza el cribado de imágenes. «Llevamos ya nueve meses funcionando en el CIBIR», afirma Vargas, «pero esto no hubiera sido posible sin la financiación europea que ha otorgado un gran impulso para tipo de proyectos relacionados con la salud».