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La Rioja no cuenta con una regulación específica que regule el uso de los teléfonos móviles en los centros escolares. Sí que existen, como se ... señala desde la Consejería de Educación, unas pautas pero son los propios institutos los que deciden cómo actuar. Dichas pautas pasan por prohibir su utilización tanto en Infantil como en Primaria y permitirla a partir de Secundaria únicamente con fines pedagógicos. Y esa es la regla general que se ha seguido en los centros de la región, aunque no todos lo aplican del mismo modo y también existen diferencias a la hora de castigar los usos indebidos.
La mayor parte de los institutos de Logroño, Haro, Arnedo, Alfaro Nájera, Santo Domingo o Villamediana, entre otros municipios, consultados por este periódico prohíbe el uso en la totalidad de sus instalaciones. Ni en clase, ni en los pasillos, ni en el recreo... En ningún caso, el alumno puede acudir a su teléfono durante la jornada lectiva. La única excepción es el citado fin educativo y en ese caso casi todos los centros establecen como requisitos la supervisión de un profesor y avisar a las familias con antelación. Es el modo de actuar general, salvo casos puntuales como el IES Celso Díaz de Arnedo, donde sí se permite usarlos en los recreos a los estudiantes de 4º de la ESO en adelante, incluidos los grados medios y superiores.
Lo que no se restringe es llevar el dispositivo al centro. En algún caso, por una cuestión lógica. «No se prohíbe que lo traigan al centro porque acuden alumnos de diferentes lugares (Cornago, Igea...) y lo usan en el autobús para escuchar música, pero en cuanto llegan lo tienen que meter en su mochila apagado», destaca Silvia Pérez Flaño desde la sección de Cervera del Río Alhama del IES Gonzalo de Berceo de Alfaro.
Para evitar que los estudiantes tengan en su poder el terminal durante las clases y huir de posibles tentaciones, en el IES D'Elhuyar de Logroño se han instalado «unas taquillas de tamaño reducido» donde el alumno deposita el móvil al empezar la jornada y lo recoge al terminar. «Lo meten ahí, cada taquilla tiene su candado, y así no lo utilizan ni en el aula ni el recreo», sintetiza Pablo Rubio, jefe de estudios del IES de la capital riojana. Un método similar, aunque en este caso con cajas, se utiliza en el Colegio Alcaste. «Depositan libremente tanto el teléfono como los relojes digitales y así lo que conseguimos es crear un entorno libre de este tipo de distracciones», expone la directora, Irene Parra.
Donde más diferencias se aprecian en este asunto es a la hora de establecer el castigo que se le impone al alumno en el caso de que se salte la norma. En ese sentido, cada instituto actúa de un modo diferente. En algunos, simplemente se le pide que guarde su terminal y en otros se le retira durante un periodo de tiempo. Si se da este segundo escenario, en algunos institutos se le permite al estudiante en cuestión recoger el móvil una vez finalizada la jornada escolar y en otros son los padres los que tienen que acudir a por él.
También hay soluciones alternativas. Así, en el IES Esteban Manuel Villegas de Nájera, si un alumno es pillado usando el teléfono se le insta a apagarlo delante de los profesores. En el caso de ser reincidente, entonces sí se le confisca el aparato hasta finalizar la jornada escolar. En el IES Sagasta ocurre algo parecido:la primera vez es el alumno el que puede recogerlo a última hora, pero en las siguientes son sus progenitores los encargados de llevar a cabo esa labor. Por su parte, el reglamento interno del SIES Comercio de Villamediana incluye la requisa del dispositivo en primer término y, en el caso de repetirse la conducta, se pide a la familia que lo recoja, privándole, además, de actividades extraescolares y de recreo.
En el IES Escultor Daniel, mientras, se ha dado un paso más. Se le retira el dispositivo al estudiante y, además, para recogerlo tiene que esperar en torno a media hora tras la conclusión de la jornada escolar. «Si acaban a las dos y media no lo pueden recoger hasta las tres», se señala desde el centro logroñés. Distintas maneras de concienciar.
A pesar de la prohibición de no utilizar los móviles, los responsables de muchos institutos logroñeses reconocen que continúan dándose casos de alumnos que los usan durante las clases, en los recreos o en cualquier otra situación durante la jornada escolar. «A pesar de no permitirlos se siguen dando incidentes derivados del uso inadecuado de los móviles», asegura Eugenio Argaiz, director del IES Cosme García, antes de la reunión en el Ministerio. Así, considera positivo establecer una norma a la que se sumen todos los centros escolares. «Que haya una pauta común me parecería muy bien», sentencia el responsable del instituto de la capital riojana.
Desde otros centros, mientras, se congratulan de que las medidas establecidas han hecho tomar conciencia al alumnado. Un ejemplo es el Colegio Alcaste, cuyo sistema de cajas para dejar los dispositivos al comenzar la jornada escolar, les funciona. «Conseguimos dos cosas así, que no tengan los teléfonos y que, además, no estén a su alcance», destaca Irene Parra. «Su atención se centra en los estudios y se enfocan en lo que tienen que hacer», se congratula la directora.
Parra cree que de este modo han conseguido originar un entorno «libre de adicciones a las pantallas y a las redes sociales». Además, según cuenta, han logrado que los alumnos reciban la medida como algo positivo. «No lo ven como negativo, sino como una ayuda para ellos en lo que se refiere al uso de los móviles», analiza la responsable del centro.
Más allá de todas estas cuestiones, los responsables de los institutos recalcan la necesidad de que las medidas tomadas se hagan en colaboración con las familias. De hecho, algunos centros incluyen en su normativa excepciones. «En Primaria no están permitidos los móviles, salvo que alguna familia nos comunique que el niño necesita, por algún motivo, tener acceso a él», explican a este periódico desde Nuestra Señora del Buen Consejo. En el IES Celso Díaz se le llega a privar incluso al alumno en cuestión de ir a clase si se resiste a dejar el móvil, una medida con la que las familias se muestran colaboradoras.
Todas las medidas van enfocadas hacia un mismo lugar: tratar de apartar a los alumnos de sus móviles al menos durante el tiempo que están en su jornada escolar y fomentar así la comunicación interpersonal sin distracciones. «Les estamos regalando varias horas al día sin pantallas», concluye Elena Martínez, jefa de estudios de ESO y FP del CPC Compañía de María.
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