La inseparable unión de botellas y tapones

La directiva es de obligado cumplimiento desde este 3 de julio, y tiene como objetivo sentar los principios de la economía circular, contribuir a la lucha contra el cambio climático y preservar el medio marino. En 2025 el 25% del plástico de las botellas deberá ser reciclado y el 30% en 2030. Según la Comisión Europea, en 2020 este material suponía el 75,9% de los residuos registrados en las playas españolas.

Ahora bien, esta normativa ha tenido un impacto significativo en las empresas, ya que en muchos casos les han obligado a modificar sus líneas de producción. Es el caso de Peñaclara, que ha adaptado sus embotelladoras y, además, ha realizado un gran esfuerzo comercial para dar salida a las existencias de botellas con tapones antiguos antes de que entrase en vigor la normativa. A pesar de que han ejecutado una pequeña inversión para adecuar la maquinaria, afirman que el coste de los productos no ha aumentado.

La firma camerana produce sus propias botellas a través de una sopladora de plástico, pero los tapones se los suministran otras empresas. «Hemos tenido que buscar proveedores, tenemos muchos formatos y no ha sido fácil encontrar el tapón adecuado para algunas de nuestras referencias», explica Diego Royo, director general de Peñaclara. Aunque la medida entra en vigor hoy, en la compañía llevan aplicándola en sus formatos más pequeños, 33 cl. y 50 cl. desde abril. Actualmente siguen buscando cierres nuevos para que «todos los productos sean mejores funcionalmente y estéticamente», menciona Royo.

Asimismo, la modificación ha supuesto un cambio para los consumidores. «Los clientes nos dicen que tienen que tener más cuidado que antes al cerrarlo porque el agua puede salirse y, a veces, el tapón les golpea en la nariz, pero una vez que entienden el funcionamiento ya es más sencillo», expone el directivo.

Esta normativa también afecta a los tetrabriks de zumo o leche; sin embargo, quedan fuera los envases de vidrio y las garrafas de cinco litros. La directiva recoge otra serie de medidas que ya han sido implantadas, como la prohibición de vender objetos de plástico de un solo uso como tenedores, platos, pajitas…

Algunos de los desafíos que se plantean con esta norma incluyen el impacto en las campañas solidarias de recogida de tapones, ahora que están adheridos, así como la necesidad de que los estadios y otros recintos deportivos reconsideren sus políticas de seguridad, dado que muchos de estos espacios prohíben la entrada de estas pequeñas piezas.